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Robaron cincuenta millones en joyas

Cincuenta millones de pesetas en joyas fueron sustraídos durante el mediodía de ayer en la joyería Fernando, sita en la calle de Arenal 1. Los ladrones, cuya identidad se desconoce, se introdujeron en el local a través de un agujero o butrón practicado en el techo de las oficinas del local.Según informaron fuentes policiales, el robo, uno de los más importantes en los últimos años, se realizó con gran limpieza, ya que los autores, que penetraron primeramente en el local del primer piso, en la actualidad. desalquilado y en el que hicieron el boquete, usaron únicamente las horas de la comida para apoderarse de todas las joyas del escaparate, así como de numerosas bandejas que se encontraban en el interior.

Sobre las cinco de la tarde, y cuando se procedió a abrir el comercio, se descubrió el robo. Avisado inmediatamente el dueño, Fernando Alvarez, se formuló la denuncia correspondiente. Según se pudo saber posteriormente, las joyas sustraídas no estaban aseguradas.

Los ladrones que, como el pasado domingo en una joyería de la calle de Francos Rodríguez, 19, en donde se apoderaron de ocho millones por el mismo sistema, debían de conocer perfectamente el local, se descolgaron desde el piso primero hasta el suelo de las oficinas, seis metros más abajo. Incluso para ahorrarse cuerda o escalas practicaron el agujero sobre la mesa del despacho.

Tras apoderarse de las joyas, los ladrones se dieron a la fuga sin que, al parecer, fueran vistos por ninguno de los vecinos de la casa.

Falsa alarma de bomba

Minutos después de las doce de la mañana, una voz de mujer anunció telefónicamente a EL PAIS que había sido colocada una bomba en el Ministerio de Comercio. Avisada la policía y algunos de los. funcionarios del citado centro estatal, se iniciaron inmediatamente las investigaciones, que resultaron infructuosas, ya que no se pudo encontrar ningún artefacto explosivo.A pesar de la amenaza, los distintos departamentos situados entre las calles de Ayala y Marqués de Villamagna no cesaron en su trabajo, y ni siquiera cuando funcionarios del Cuerpo General de Policía revisaron los puntos más frecuentados del edificio, el personal del centro desalojó.

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