_
_
_
_

Manifestación sindical en Roma contra la violencia

Roma y la región del Lazio vivirán hoy una jornada de huelga general. Los sindicatos confederales han organizado una concentración en la gran plaza de la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la capital. Se trata de una manifestación de protesta que ha sido preparada pacíficamente en los lugares de trabajo, con asambleas y debates sobre el desempleo, las inversiones, el problema del Sur y la defensa de la democracia frente a la violencia.

Sobre este punto, los sindicatos no se han puesto de acuerdo con los sectores más representativos del movimiento estudiantil Autonomía Obrera. Según se expresó en una asamblea celebrada el sábado pasado, los estudiantes desean participar del acto de hoy e intervenir en los discursos, sin censura alguna. Se negaron además a hacer del problema de la violencia una cuestión de principio. Los sindicatos han replicado que la violencia no puede constituir una opción política. Por consiguiente, si no se llega a última hora a un acuerdo, los estudiantes efectuarán por su cuenta una manifestación paralela, que confluirá en una plaza cercana a la de San Juan de Letrán.Tanto los sindicalistas como los estudiantes han necesitado un permiso de veinticuatro horas del gobernador civil para manifestarse, porque por orden del ministro del Interior, Francisco Cossiga, las manifestaciones públicas están prohibidas en Roma hasta nueva orden. «Asistimos así -señala el diario conservador Il Giornale- a otra historia a la italiana: corno en tiempos de la dominación española, los edictos del poder central son neutralizados por el comportamiento de los potentados locales, y luego formalmente abrogados.»

Puede ser, pero lo que importa resaltar es la estrategia de las diversas fuerzas sociales en juego. La huelga general de hoy, categoría por categoría de trabajadores, se reduce prácticamente a muy poca cosa: los taxis paran de ocho a doce, los quioscos cierran hasta las dos (los diarios romanos saldrán normalmente), los ferroviarios paran de diez a doce, los. transportes urbanos de nueve a doce, el personal del aeropuerto de ocho a doce. Sólo los comerciantes cierran todo el día, porque hacen coincidir su protesta contra la violencia con la manifestación sindical.

A los sindicatos, después de la contestación sugerida días pasados por el comunista Luciano Lama en Roma y Nápoles, por el metalmecánico Bruno Trentin en Bolonia y por Giorgio Benvenuto en Milán, les interesa reconstruir ante todo la unidad, rescatar al máximo a los estudiantes menos batalladores, y aislar a toda costa a los activistas de Autonomía. Obrera, protagonistas de la guerrilla urbana. La estrategia global es siempre, como la del Partido Comunista, el compromiso histórico, demostrar a la burguesía que los obreros y los comunistas son gente de orden, sin sectarismo alguno. Ayer fueron recibidos por Andreotti los secretarios confederales de las tres grandes centrales sindicales, con el fin de, ser informados sobre la «carta de compromiso» que Italia, tiene que firmar con el Fondo Monetario Internacional para obtener un préstamo de 530 millones de dólares. Su postura y respuesta definitivas, como la de los partidos, se conocerá solamente cuando a fines de esta semana hayan concluido los coloquios bilaterales que inician hoy los socialistas con los partidos políticos, y se pueda delinear una política unitaria de la izquierda. Por ahora liberales y republicanos -estos son distingos- han dicho «sí» a Andreotti, mientras los comunistas, socialistas y socialdemocráticos le ponen serias objeciones.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_