El eurofranquismo
La creación de la nueva federación socialista independiente tiene por objetivo la formación dé una poderosa opción electoral de centro-izquierda. Se trataría de arrojar lo más a la derecha posible a la Alianza Popular de Fraga y López Rodó que puede, efectivamente, seducir a grandes sectores de una opinión fundamentalmente conservadora, y de ocupar un espacio político codiciado por las formaciones centristas, los democristianos y los pequeños grupos, socialdemócratas.En esta perspectiva, la reciente y sorprendente legalización del sector histórico del PSOE, no aparece como una falsa maniobra, como lo deja entender en privado Adolfo Suárez, sino como un elemento de una vasta operación política apoyada por los hombres del Gobierno.
Rodolfo Martín Villa, ministro de Gobernación, se muestra muy activo estos últimos días. Es él el que ha anunciado la legalización del sector histórico del PSOE. No es seguro si Martín Villa, que se ha entrevistado con Socias Humbert, alcalde de Barcelona, ha tomado esta decisión hiriente para el PSOE renovado con o sin el acuerdo de Suárez. Pero es seguro, por el contrario, que el ministro de Gobiernación, que tiene la reputación de ser un hombre muy obstinado, utiliza las estructuras sólidas del aparato sindical oficial, para lanzar la nueva federación social independiente.
Dirigentes sindicales verticales conocidos, miembros de las Cortes con la etiqueta de independientes: los conocidos en Madrid como los hombres de Martín Villa, podrían hacer entrar en esta formación al sector histórico del PSOE (hostil a toda colaboración con los comunistas, a diferencia del PSOE renovado), y de pequeños grupos socialdemócratas modestos, pero activos, dirigidos por García López y Lasuén, conocidos por su anticomunismo.
«Después del eurocomunismo, dijo un humorista, vamos a tener el eurofranquismo.» Para algunos la operación tiene por objetivo la creación de un partido de Gobierno, «neofranquista, demócrata de centro-izquierda». «Es la versión española del Partido Revolucionario Institucional de México.»
El momento para lanzar esta ofensiva no está mal escogido. A la derecha, la Alianza Popular, cuyo congreso comenzó el sábado en Madrid, tiene el viento en popa mientras que al centro democrático de Areilza y Cabanillas parece faltarle dinamismo. El Partido Comunista, que espera la legalización. El Partido Socialista, de Felipe González, está en crisis: radicalización de la base, salida de la comisión ejecutiva de elementos socialdemócratas como Miguel Boyer, tensiones internas, la puesta en entredicho de la dirección.
González, que había adoptado una postura triunfalista, despué del congreso del partido, en di ciembre último, y pretendía agrupar todas las famílias socialistas, se muestra más conciliador.
Pero tal vez es un poco tarde. Se afirma en los círculos bien informados que Willy Brandt y Helmut Schmidt, grandes proveedores de fondos y consejeros del partido de González no están muy satisfechos de la orientación actual del partido socialista español y plantean una «revisión desgarradora» de su apoyo.
¿Llegarán a favorecer un grupo socialdemócrata que cumpliría los deseos del ministro español dé Gobernación?...
7 marzo
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