Prosigue la presión popular en demanda de amnistía
Vitoria amaneció el domingo con todos sus accesos sometidos a riguroso control por la Guardia Civil, que remitió hacia sus puntos de origen a numerosos turismos y a una veintena de autobuses que desde la provincia de Guipúzcoa se dirigían a la capital alavesa con el propósito de participar en una concentración a favor de la amnistía total.
Más de cuatrocientas personas se habían encerrado a las siete de la mañana en la iglesia vitoriana de Las Desamparadas, de donde salieron en manifestación hacia las 12.30 del mediodía. La marcha, encabezada por media docena de pancartas, agrupó unos dos millares de personas a través de las calles de la Independencia y General Alava. Gritos de Amnistía total y Exiliados a casa se repitieron a lo largo de la manifestación, que terminó en las inmediaciones de la catedral, ante la intervención de las Brigadas Antidisturbios.Hasta después de la una se registraron algunos intentos de agrupamiento que fueron impedidos por el constante patrullar de la fuerza pública. En las cercanías del Parque de la Florida fueron cruzados algunos templetes instalados para dirigir el tráfico y la Policía Armada efectuó algunos disparos de balas de goma. Pequeños incidentes tuvieron como escenario algunas barriadas de la ciudad.
Como resultado de un enfrentamiento con un policía de paisano producido hacia las 2.30 de la tarde del domingo, según nota oficial del Gobierno Civil, fueron detenidos Josefa Marijuán y José Cerqueira. Como contrapartida, fue puesto en libertad el dirigente obrero Tomás Echave, detenido el pasado día 3 después de la misa en memoria de los cinco muertos del pasado año.Como tantas otras veces, también fue Guipúzcoa este fin de semana la provincia que registró una mayor movilización en torno a la amnistía. Una veintena de autobuses fueron rechazados a la altura del puerto de Echegárate, cuando se dirigían a Vitoria. Sus ocupantes celebraron una asamblea y decidieron dirigirse a Villafranca de Ordicia, punto de cita alternativo para el caso de que no pudieran alcanzar la capital alavesa.
Antes de llegar a Villafranca, los viajeros se manifestaron en la pequeña localidad de Idiazábal, interrumpiendo por algunos momentos el tráfico de la carretera Nacional 1. La Guardia Civil intervino enérgicamente para restablecer la circulación, produciéndose algunas escenas de pánico.Las manifestaciones más numerosas de la jornada se producirían sin embargo, en Villafranca -más de 10.000 personas, a la una de la tarde- y Tolosa -unos 6.000 manifestantes a las seis-.
Encierros y firmas
Una decena de encierros tuvieron lugar también durante la noche del sábado al domingo en otras tantas iglesias del País Vasco: Bilbao, Alsasua, Estella, Irurzun, Elizondo, Pamplona (tres), Pasajes de San Pedro y San Sebastián, con una participación total que superó el millar de personas. El encierro de Estella terminaría con una manifestación a la que se sumaron varios centenares de personas, rápidamente disueltas por la Policía Armada. En Bilbao iba a celebrarse el encierro en la Iglesia del Carmen, pero la presencia policial obligó a que unas doscientas personas terminasen en Santa María de Iturribide.Los encerrados hicieron pública una nota en la que reafirman su exigencia de amnistía total. «Tenemos que ser conscientes -dicen- de que las acciones para sacar a nuestros mejores luchadores de la cárcel no pueden pararse. Por eso hacemos un llamamiento al pueblo de Euskadi, para que continúe la lucha emprendida, ya que sólo ella será la que consiga su libertad. »
Durante el fin de semana se han seguido recogiendo firmas para pedir al Rey la amnistía total. Cinco mesas se instalaron en Bilbao -en el Arenal se firmaron 7.000 tarjetas en tres horas- y se han contado por decenas en Guipúzcoa, donde se han repartido ya del orden de 300.000 cartulinas. En una mesa instalada en Irún, firmó un guardia civil de uniforme y dos policías lo hicieron en el barrio donostiarra de Amara, haciendo consignar su profesión.
Por otra parte, en las misas del domingo de Lequeitio fue leída una carta del obispo auxiliar de Bilbao, monseñor Uriarte, que la había escrito en nombre propio y del titular de la diócesis, monseñor Añoveros. En ella desea a los feligreses «que pronto se puedan realizar vuestros deseos, que son también nuestros, de que todos los presos y exiliados vuelvan a casa».
Después de hacer referencia a una reciente pastoral de todos los obispos vascos, para que las iglesias no fueran ocupadas con fines políticos, señala la carta que «con mayor razón aún, reprobamos la intervención de la fuerza pública para desalojar violentamente a quienes en esa noche ocupaban la iglesia. Ni se había pedido autorización a este obispado ni había motivos para una irrupción por la fuerza pública».
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