Sobreseimiento

Presa de una inquietud que se ha ido apoderando de mí progresivamente desde el pasado día 17, en que leí en la prensa la noticia del sobreseimíento de la causa que se seguía contra Garmendia Artola -condenado a muerte y posteriormente indultado- y otros varios encarcelados por diversos y gravisimos delitos, me he decidido a buscar el exacto significado del verbo «sobreseer».Después de comprobar lo que sospechaba y casi temía, es decir, que sobreseer significa en términos jurídicos, dejar sin curso un procedimiento contra alguien, la terrible duda se acrecentó: si a Garmendia Artola, juzgado en consejo de guerra en agosto de 1975 y condenado a muerte por su participación en el atentado que costó la vida al almirante Carrero Blanco y por otros delitos, muchos de ellos también de sangre, le ha sido sobreseída la causa, ¿qué hubiera sucedido, de seguir vivos, con las causas contra los cinco ajusticiados a finales de 1975? ¿Serían realmente culpables?

Como cristiano viejo, pero postconciliar, me considero bastante poco sospechoso de inclinaciones partidistas y, en virtud de esto, me pregunto dónde está el espíritu de reconciliación que se nos ha anunciado con cierta insistencia. ¿No sería suficiente una buena dosis dejusticia de verdad?

En cualquier caso, una cosa es cierta: para que muchos ciudadanos podamos creer en la existencia de una decidida voluntad de caminar hacia la democracia en las altas instancias de poder en España, deberán convencernos de que nuestros dirigentes, tan proclives hasta ahora a hacer relativos muchos valores absolutos, mediante la adición de un simple y deformante adjetivo -democracia orgánica, catolicismo nacional, etc- no han intentado «purificar» también la justicia, convirtiéndola enjusticia orgánica o algo por el estilo; de que también aquí la figura alegórica de la justicia lleva tapados los dos ojos y no sólo- el derecho.

Por lo pronto, no vendría mal que desplegando los medios que para ello sean necesarios, se capturase y presentase ante la opinión pública a los asesinos de los abogados 1 aboralistas y de tantos y tantos participantes en manifestaciones callejeras, inmolados unas veces por los pistoleros «incontrolados" y otras en aras de un «mantenimiento del orden» mal entendido y totalmente ficticio.

Somos conscientes de que el camino hacia la democracia estará plagado de obstáculos y dificultades graves, pero no debe estarjalobado ni adoquinado con vidas humanas truncadas impunemente. No de agentes del orden ni relevantes personalidades del país; pero tampoco de abogados, obreros, ni estudiantes.