_
_
_
_

Carabanchel: continúa la tensión entre los presos

La situación en las prisiones españolas era ayer de mayor tensión si cabe, según fuentes de la Asociación de Familiares Presos y de la Comisión Organizadora de Presos Españoles en Lucha (COPEL). Según estas fuentes ha habido en la madrugada del jueves nuevos y numerosos traslados. Y la acción planteada por los presos comunes no es ya de huelga de hambre, sino de dignidad. Al parecer, en algunos casos se han tragado cristales y en otros los propios reclusos se golpean la cabeza contra las paredes.

«El hecho más significativo -comunicaba a EL PAIS la madre de un recluso- es que ya no los llevan al hospital, sino al siquiátrico.» Por otra parte, entre los familiares de presos, ha corrido el rumor del fallecimiento de uno de los reclusos de Ocaña. EL PAIS ha intentado obtener información a este respecto en fuentes oficiales y no ha podido. En la Dirección General de Prisiones se nos comunicó que no sabían nada y que para cualquier información deberíamos dirigirnos al gabinete de prensa. Los teléfonos del citado gabinete no contestaron.La Asociación de Familiares de Presos y ex Presos envió ayer un telegrama al rey don Juan Carlos en los siguientes términos: «Un grupo de madres nos dirigimos a SM para comunicarle que nuestros hijos se encuentran con la cabeza abierta y apaleados, en celdas bajas, sin asistencia médica, en la prisión de Carabanchel. Y le pedimos de todo corazón que al mirar a sus hijos refleje nuestro dolor y les tienda una mano y como mínimo, por mucho que hayan hecho, les den asistencia médica urgente y saquen de celdas por ser todos heridos y enfermos. Gracia que esperamos alcanzar de su bondad.»

Comunicado de COPEL

Por su parte, el COPEL, en el extenso comunicado a que ayer hacíamos referencia, intenta aclarar qué es, qué pretende y por qué actúa.La COPEL se creó entre un grupo de deportados del motín de Carabanchel -agosto 1976- con el único fin -«costára lo que costara»- de conseguir-que «de una vez por todas» -dice textualmente el comunicado- nos trataran como personas y fuéramos ante todo respetados en la integridad física y moral de nuestra persona». A raíz de su constitución, los miembros de la COPEL hicieron un estudio de sus metas y medios para alcanzarlas, «quedando muy claro entre los firmantes la exclusión total y absoluta de la violencia». «Este proceder -continúan- fue adquiriendo fuerza y constancia entre la población penal española, a raíz de los consiguientes comunicados que se mandaban a los distintos centros de España. Para que todo lo propuesto tuviera un carácter más legal posible, solicitamos varias veces audiencia con el director general de Prisiones e igualmente solicitamos la presencia periódica de inspectores de prisiones para denunciar la penosa situación de los centros y la falta de asistencia médica necesaria, así como la fatal y maloliente comida que ingeríamos.»

«Lo demás -continúa el comunicado-, por reciente, ahí está, el motín. Este, que ha suscitado más represalias de las previstas por parte de la administración penitenciaria.» Más adelante dicen: «Pero lo que fundamentalmente ha movido el actual momento de excitación de los reclusos de Carabanchel ha sido la del cambio de director. Indican que últimamente se ha producido un incremento en los malos tratos y el uso de la violencia.

Lo que piden los presos comunes

«Impulsados por limpiar la imagen exterior e interior de que somos objeto por parte de la Administración de justicia y el poder, en general redactamos a continuación los siguientes puntos reivindicativos:- Exigimos a la administración penitenciaria el cese de todo tipo de malos tratos y el respeto íntegro de los derechos humanos, en los que España estampó su firma y que hoy día no se cumplen.

- Una profunda y justa reforma penitenciaria, y que las directrices de la misma sea redactada conjuntamente por juristas especializados en temas penales, entre decanos del Colegio de Abogados, que a la vez tengan los reconocidos conocimientos en terapéuticas penitenciarias y que sea oída una comisión de presos comunes, etcétera.

- El cese de la explotación en el trabajo de que es objeto el preso común y el salario sea retribuido, a igual trabajo igual salario, comprendiendo las pagas reglamentarias exigidas por la ley, suprimiendo a la vez ese exiguo beneficio que en concepto de pagas se nos da.

- Una alimentación más sana y nutritiva. El derecho a recibir alimentos del exterior, al igual que los políticos.

- Acceso real a la biblioteca de la prisión, desaparición de la actual censura, arcaica y degradante, y el libre paso de cualquier lectura así como la prensa y revistas.

La abolición total y absoluta de las celdas de castigo, que con el paso del tiempo llega a trastornar la mentalidad de la persona recluída en ellas.

- La libre comunicación con los familiares y demás amigos allegados a la misma, así como la comunicación oral y escrita con el abogado defensor.

- La reforma y aclimatación en lo posible de las celdas donde se habita. La implantación de los adecuados servicios y duchas con la más absoluta higiene que requiere el lugar donde se ha de permanecer durante bastante tiempo.

- La adecuada instalación de utensilios deportivos, y el libre acceso a la práctica de cualquier deporte. La necesidad de abolir la censura televisiva, en telediarios y demás programas informativos, así como el cine.

Todo esto es una síntesis de lo más esencial que urge en este momento, y no pretendemos con ello polemizar una situación de por sí desagradable, sino llamar la atención a la opinión pública y denunciar por los cuatro costados a la actual legislación penitenciaria, institución opresora y antihumana, causante de las actuales circunstancias;

Y para terminar, sólo nos resta pedir la comprensión de la sociedad en general, y en especial de esos que dicen ser partidos democráticos.

Por último, decir que detrás de estas siglas no se encuentra parapetado ningún partido político, como se ha argumentado.»

El comunicado concluye diciendo: «Y quede claro que no pedimos una justicia más flexible. Lejos está de nuestras pretensiones, Simplemente una justicia más justa y humana en lo social y en lo penitenciario.»

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_