Los democristianos, favoritos ante las próximas elecciones holandesas
A tres meses de las elecciones legislativas en Holanda, previstas para el 25 de mayo, los principales partidos políticos de los Países Bajos, preparan sus campañas electorales.
Los problemas de la energía nuclear y una serie de proyectos de ley del actual Gobierno, sobre cogestión obrera, serán temas electorales importantes, a juzgar por la opinión de los expertos políticos holandeses. La actual coalición de centro-izquierda, dominada por socialistas y dos partidos confesionales católicos, vive una serie de tensiones pre electorales. Después de la fusión del Partido Popular Católico con el Partido Antirrevolucionario y el de la Unión de Cristianos Históricos (este último actualmente en la oposición), todos los sondeos dan a la nueva formación confesional democristiana, nacida de esa unión denominada Llamamiento Cristiano Demócrata, como el primer partido de las próximas elecciones. Por su parte, Joop den Uyl, actual primer ministro, tiene algunas dificultades para conseguir cierta cohesión entre lo que puede considerarse el ala derecha y el ala izquierda (PPR) del Partido del Trabajo, de carácter socialdemócrata.
El debate nuclear
La fracción izquierdista del Gobierno coloca en una situación difícil a Den Uyl ante la polémica nuclear. Los responsables del PPR no sólo intervienen en los asuntos nucleares de carácter interno, sino que piden también explicaciones al Gobierno -del que forman parte- por la participación indirecta de Holanda en el suministro de uranio enriquecido a Brasil.Holanda, Gran Bretaña y la República Federal de Alemania cooperan entre sí en la producción de uranio enriquecido, en Almelo. Se trata de la explotación del proyecto Urenco, destinado a obtener uranio enriquecido por el sistema de ultracentrifugación.
La producción tripartita de uranio enriquecido es actualmente de seiscientas toneladas. Para dar satisfacción a su, acuerdo de suministro de centrales nucleares a Brasil, los alemanes necesitarán un mínimo de 2.000 toneladas de uranio enriquecido. Lo que supondrá un aumento de producción en el centro holandés de Almelo. De ahí, la oposición del ala izquierda socialista holandesa, el PPR, que provoca actualmente una visita relámpago de Max van der Stoel, ministro holandés de Relaciones Exteriores, a Brasil. El jefe de la diplomacia holandesa intentará regresar a La Haya con la promesa de los brasileños de que utilizarán el uranio enriquecido con «fines pacíficos». La operación tiende a apoyar el contrato germano-brasileño (sobre el que presiona Estados Unidos, para que se anule), sin olvidar los aspectos de política interior, y, por tanto, electorales, en Holanda.
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