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Barcelona y Madrid no bajarán de 40 diputados

La aceptación de listas electorales cerradas y bloqueadas, y la fijación del mínimo de votos necesarios para ser tenido en cuenta en un dos por ciento, son algunos de los aspectos de las normas electorales en gestación valorados positivamente por los partidos demócratas, en tanto que se observa con interés el número mínimo de diputados por provincia, que se decidirá esta semana y que oscilará entre cuatro y dos. Se mantendrá un número no inferior a cuarenta diputados para Madrid y Barcelona.

El sistema adoptado para el Congreso impide al elector alterar el orden de los candidatos de la lista por la que vota sólo podrá hacerlo por una, en la que habrán de figurar al menos, tantos candidatos como escaños- o incluir nombres que no figuren en ella. A esto se llama lista cerrada y bloqueada.Una vez realizado por separado el recuento de los votos obtenidos por cada lista, el primer escaño del distrito será asignado a la lista con mayor número de votos (y dentro de ella, al candidato que figure en primer lugar). Para la.asignación del segundo escaño cada lista figurará con los votos reales que obtuvo, excepto la que se adjudicó el primer escaño, que figurará con el cociente que resulte de dividir por dos aquel total. El segundo escaño se adjudicará a la lista cuya cifra resultante sea mayor, y así sucesivamente, partiendo siempre de que para cada nueva adjudicación de escaños las listas que ya obtuvieron alguno han de figurar con el cociente que resulte de dividir los votos reales obtenidos por el número de escaños asignados más uno.

Este procedimiento, aparentemente complejo, logra aritméticamente la máxima proporcionalidad en la elección y evita, en lo posible, que se pierdan votos, si bien resultan evidentemente marginados los partidos o agrupaciones electorales con escaso nivel de respaldo popular, a los que se obliga a la coalición.

Dado el escaso número de miembros del Congreso -350, casi sin precedentes en las Cámaras Bajas-, un mínimo muy elevado de diputados por provincia, cuatro por ejemplo, supondría que sólo quedarían para distribuir proporcionalmente a la población menos de 150 escaños. De ahí que el ideal sea un sólo diputado provincial, y los casi 300 restantes -descontados los dos de Ceuta y Melilla-, a razón de los habitantes con que cuente cada provincia.

Sin embargo, en el proyecto inicial del Gobierno parería existir una preferencia por el mínimo de cuatro diputados, que rebajaba considerablemente el número de diputados a elegir en las zonas industriales y políticamente más progresivas, especialmente Barcelona y Madrid.

Posteriormente, el Gobierno baraja una alternativa que, aun cuando juega con mínimos de cuatro y dos diputados provinciales, respectivamente, mantiene prácticamente, sin alterar los escaños de Madrid, Barcelona y restantes provincias con mayor concentración demográfica. Como puede observarse en los dibujos que acompañan a esta información, en la opción A, en la que las veintinueve provincias de menor población figuran con cuatro diputados, Barcelona aparece con 41 y Madrid con cuarenta; en cambio, en la opción B, en la que las once provincias más pequeñas figuran con sólo dos diputados, la diferencia apenas es apreciable: Barcelona cuenta con 42 escaños y Madrid con 41.

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¿Qué ocurre? Los efectos de la fijación de uno u otro mínimo se hacen repercutir sobre las provincias de demografía media, para evitar que afecte a los extremos. En la opción A -mínimo de cuatro diputados- son dos provincias las que cuentan con cinco diputados, seis con seis, dos con siete, tres con ocho, dos con nueve, dos con diez, una con doce y otra con diecisiete, mientras que en la opción B -mínimo de dos diputados-, hay tres provincias con tres diputados, nueve con cuatro-, seis con cinco, cinco con seis, tres con siete, dos con ocho, tres con nueve, dos con diez, dos con once, una con trece y una con diecinueve. En esta segunda opción, el reparto de escaños es proporcionalmente más correcto, dentro de las limitaciones legales

Se penaliza con sólo dos diputados a once provincias de exigua población, y el resto permite primar a las, de alta y media densidad.

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