La RF alemana contempla con pesimismo su futuro agrícola
Mientras el tema de los precios agrarios vuelve a las primeras instancias de la CEE, el ministro de Agricultura de la República Federal Alemana presenta un sombrío informe sobre el campo alemán. Este informe se ha interpretado como una réplica a la tendencia alcista en materia de precios a impulsos de los países verdes del Mercado Común.Según el ministro Ertl, la sequía del verano pasado significará una reducción de ingresos de hasta el 6% para los agricultores alemanes hasta que termine la actual campaña, el próximo verano. Del informe ministerial se desprende una trágica situación para la agricultura de la RFA, en un año en el que la tasa de crecimiento económico llegará a más del 20% respecto de 1976. Como causas fundamentales de la menor rentabilidad del agro alemán, Ertl cita la dificultad de venta de ciertos productos agrícolas, debido a los precios al consumidor, el elevado costo de los piensos, y la poca rentabilidad de la cría de ganado porcino.
El que las inversiones agrícolas hayan descendido en un 3% durante el año pasado en la RFA, parece indicar que el campo se halla condenado a un período de dificultades crecientes.
En este momento de inestabilidad política interior en la CEE, los campesinos alemanes son los menos dispuestos a saldar las «deudas de los demás». Aparte del informe ministerial, el campo de la RFA considera que no tiene por qué soportar el que, a modo de ejemplo, cada ciudadano de este país haya tenido que contribuir en 1976 con 115,22 marcos (unas 4.000 pesetas), para la reconstrucción europea, nada más que con un total de 7.000 millones de marcos. Contando con que el aumento de los precios agrícolas para Europa supondrá un 3% sobre el año pasado, los agricultores alemanes temen que no les será posible recuperar el 3% restante hasta compensar las no ganancias de 1976.
El malestar en este sector va en aumento y no se excluyen posturan de resistencia centralizadas. Por el momento, según los propios empresarios agrícolas, tan sólo uno de cada tres de ellos satisface los impuestos que se les exige por ingresos. La actitud persistirá, dicen, en tanto no se apruebe un plan generoso de subvenciones.
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