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Tres personas atracaron una sucursal bancaria

Tres personas, que se hacían pasar por suramericanos, atracaron ayer la sucursal que el Banco de Santander posee en la calle de Antonio López, 5. Los autores del atraco iban armados con dos pistolas y una escopeta de cañones recortados con las que amenazaron a los empleados antes de apoderarse de 400.000 pesetas.

Minutos después de las diez y medita de la mañana de ayer, tres personas armadas entraron en la sucursal número 56 del Banco de Santander justo en el momento en que no se hallaba ningún cliente en el interior de las oficinas. Los atracadores, que en un primer momento fueron considerados como hispanoamericanos, amenazaron a los cinco empleados, -que se encontraban trabajando en la pequeña entidad, con dos pistolas del calibre 9 largo y con una escopeta de cañones recortados de calibre 12 milímetros.Las tres únicas frases que pro nunciaron con acento cubano fueron: «Venga el dinero «levanten las manos» y «pónganse de pie y contra la pared». Sin embargo, y a pesar del acento, algunos de los empleados coincidieron en que podrían tratarse de gitanos que intentaban desviar la posterior investigación de la policía.

Según la información obtenida, uno de los atracadores, de mayor edad que los otros dos, ya que parecía tener unos. cuarenta años, apuntó al director de la sucursal, Gerardo Marcos, con la escopeta; éste intentó dialogar con el atraca dor para persuadirle de que no consumaran el atraco, pero no obtuvo ninguna respuesta.

El segundo de los atracadores, de baja estatura, voz atiplada, pelo largo y moreno y que vestía chaqueta de cuero de color marrón, amenazó al cajero para que abriera la caja. Tras obtener el dinero, unas 400.000 pesetas, los atracadores huyeron en un Seat 124 de color blanco, matrícula de Madrid, 8.063-W que había sido sustraido el día anterior y que estaba denun ciado en la comisaría de Ventas. Posteriormente, el automóvil usado fue encontrado en la calle Monserrat, calle que no tiene salida y que se encuentra en la parte posterior de la manzana de casas donde se halla el banco atracado. Según ampliaron fuentes policiales, los atracadores, que parecían estar despeinados a propósito para ocultar sus rasgos, desarmaron al cajero, Antonio Jiménez, que hace las funciones de vigilante jurado, y que guardaba en su mesa una pistola Magnum 43. Sin embargo, en su huida, los atracadores dejaron el arma abandonada en el suelo.

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