Un guardia civil muerto y tres heridos muy graves
Un guardia civil muerto, José Lozano Sáiz, y otros tres heridos muy graves, Felipe Martín, Antonio Guareno y José Pérez, fue el balance del segundo atentado terrorista, ocurrido ayer sobre las dos menos veinte de la tarde en la barriada de Oroquieta, frente a la Ciudad los Angeles. Los terroristas, que al parecer fueron cinco, ametrallaron a tres de los agentes y lanzaron una granada de mano contra un automóvil del Parque de la Guardia Civil.
El atentado, que no fue advertido por nadie hasta que se escuchó el sonido de las dos primeras ráfagas, ocurrió, según las versiones obtenidas, de la siguiente forma: minutos después de la una y media de la tarde, tres personas penetraron en la Caja Postal de Ahorros, situada en el número 42 de la calle Sahara, armados de metralletas. Mientras uno se quedaba de vigilancia, los otros dos subieron al entresuelo, planta en la que se encutritran las oficinas postales. La rapidez de la entrada y las ráfagas disparadas impidieron que los dos guardias civiles pudieran reaccionar a tiempo.«Yo me tiré, al suelo; creo que entraron dos, pero no sé nada. No sé si fueron ráfagas, cómo dicen, o tiros. Cuando me levanté de detrás del mostrador ya había pasado todo», manifestó uno de los empleados de la entidad.
Fue en ese momento cuando, al parecer, llegó el coche de servicio del Parque de la Guardia Civil, en el que un sargento de la Benemérita realizaba una inspección, a raíz del atentado ocurrido en Campamento. Al escuchar los disparos, el conductor, que había aparcado el automóvil, un Dyane 6 en el arcén de la carretera, frente a la oficina postal, se bajó con la pistola de re*glamento en la mano, en tanto, el sargento intentó, al parecer, llamar por radio para pedir refuerzos.
Según las versiones de algunos vecinos, un automóvil, amarillo o rojo, que se encontraba situado, metros más atrás, rebasó al coche del Parque de la Guardia Civil y desde su interior fueron disparadas algunas balas, una de ellas dio en la parte superior de la puerta del concuctor. Asimismo fue lanzada una granada de mano, que destruyó el parabrisas, la puerta delantera y la parte lateral del motor. Casi al mismo tiempo el conductor era acribillado por una ráfaga del terrorista que vigilaba en la puerta.
Según las mismas versiones, los terroristas huyeron por la calle Sahara en donde, según versiones sin confirmar, abandonaron una de las metralletas usadas, en tanto que los ocupantes del coche desaparecían por la carretera de Andalucía.
Los cuerpos de los guardias civiles fueron trasladados inmediata mente, al parecer, en un autobús de servicio regular, a la Residencia Sanitaria Primero de Octubre, donde uno de los guardias que había sido ametrallado en la Caja Postal, José María Lozano, ingresó cadáver. Los otros tres fueron urgentemente atendidos al apreciar los médicos que su estado era de pronóstico grave.
Lugar del atentado
Las oficinas postales, situadas en la barriada de Oroquieta,frente a la Ciudad los Angeles, y que fueron escenario del acto terrorista, fueron inmediatamente cerradas al público. Dos charcos de sangre en el suelo, siete impactos de bala, seis de ellos en la pared lateral izquierda del fondo, y el último contra una mampara de vidrio, y el reguero de sangre que manchaba los peldaños de la escalera eran los únicos rastros de lo ocurrido. En el exterior y a un desnivel de dos metros de la puerta de entrada, a donde se accede por la escalera por la que bajaron los terroristas, se encontraba el automóvil destrozado por la explosión. Cristales, metal retorcido, un tricornio, una gorra de plato, el teléfono descolgado y manchas de sangre en el respaldo del asiento del conductor fue el efecto de la onda expansiva. Un disparo en una de las puertas y una ráfaga en el lado contrario indicaban que los terroristas habían disparado tras la explosión desde la puerta de la Caja Postal para rematar a los supervivientes.
«Oímos dos ruidos muy fuertes; cuando nos asomamos sentimos como si algo nos diera en la cara. Por eso nos metimos y esperamos a que no se escuchara nada más. Cuando salimos a la terraza sólo estaba el cuerpo de un guardia civil con la cabeza ensangrentada y con una pistola en la mano», nos manifestaron algunos vecinos. En el momento del suceso se encontraban en el interior del local unas cuarenta personas, que al sentir los primeros disparos se tiraron al suelo. Los que pudieron ver algo fueron trasladados a la Dirección General de la Guardia Civil, donde prestaron declaración.
Según los empleados que permanecían en el local, los dos guardias civiles, que- iban a ser relevados a las dos y media de la tarde, habían sido prevenidos por teléfono desde la 111 Cornandancia,a la que pertenece la zona, del atentado sufrido por los dos policías armados en otra estafeta postal en Campamento.
Posibles detenidos
Sobre las tres de la tarde, las dotaciones de los numerosos vehículos de la Guardia Civil que se encontraban en el lugar del atentado recibieron la orden, al parecer, de dirigirse a la colonia de San Fermín, dos kilómetros más hacia Madrid. El motivo, que no puido confirmarse, era la presencia de tres jóvenes que opusieron resistencia armada a la dotación de un coche de la Guardia Civil que les dio el alto. Según estas informaciones, tras un tiroteo entre Guardia Civil y los jóvenes, se procedió a la detención de las tres personas, que fueron trasladadas a La Dirección General de la Guardia Civil.
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