El espectador y la crítica

Dieciocho volúmenes pulcros, enjundiosos y limpísimos componen ya la serie publicada por Francisco Alvaru, bajo el título general de El espectador y la crítica. Ahora aparece el último tomo, prologado por Adolfo Prego, que analiza el movimiento teatral del año 1975. Supera a los anteriores en la exposición exhaustiva del acontecer dramático español. Nada está ausente: obras españolas, extranjeras, reposiciones, movimiento de los cafés-teatro, género lírico, comedias musicales, movimiento de los independientes, festivales, premios, necrologías, situación del teatro español en el extranjero, número de representaciones, número de locales, un análisis de la situación del teatro español y otro de la comedia, con motivo de su centenario una visión retrospectiva de la obra de Buero Valléo y las actas de los muy prestigiosos premios concedidos por El espectador y la critica madrileña a los trabajos del año revisado. Un trabajo hecho con amor, rigurosidad, competencia y atención. Un documento valiosísimo. Una obra de referencia sin la cual sería casi imposible desenterrar los últimos, detalles de la actividad teatral española que Francisco Alvaro ha vertebrado impecablemente en esos dieciocho volúmenes, tan detallados y tan ricos. «Estas páginas de El espectador y la crítica -dice Prego en su reflexivo prólogo- contienen, entre otras significaciones nada despreciables, las tablas de valóres mánejados por los críticos, lo que indirectamente revela las ideas ambientales, el clima,social, y también las ausencias que en la cartelera española se dejaron notar durante varios decenios. Ahí están,asi mismo, las docenas y docenas de obras y los centenares y centenares de intérpretes que han desfilado por nuestros escenarios, con cuyos nombres - y las pistas que ellos proporcionan, cualquiera podrá escribir una historia del arte dramático español.» Por supuesto. Son ya casi 7.000 páginas de datos y memorias, críticos unos, "informativos otros, que se completan para articular el íntegro panorama de nuestra vida teatra Panorama honestamente contemplado. Basta repasar los índices para percibir, por ejemplo, la traslación del centro de interés desde el evasionismo al teatro de compromiso, desde el teatro de autor-divo a las creaciones colectivas y desde la percusión de los movimientos universales hasta la repercusión de esos puntos de vista en nuestro trabajo nacional. Cualquier cala indagatoria nos depara una considerable serie de sorpresas. Y nos informa, por encima de los detalles, sobre el ritmo pulsatorio de nuestro teatro: ahora con menos estrenos, más rigor, campañas más dilatadas, fuerte riesgo económico, radicalismo de éxitos y fracasos y, en fin, vida ajustada, vida ajustandose a los rigores o desfallecimientos de la sociedad destinataria de ese teatro.