Desacuerdo entre el Gobierno italiano y los sindicatos
A altas horas de la madrugada de anteayer concluyó el encuentro del Gobierno Andreotti con los sindicalistas, sin acuerdo alguno sobre la reducción del costo del trabajo.Andreotti propone a los sindicatos dos cosas: durante un año medio el ajuste de los salarios de acuerdo con el coste de la vida cada seis meses, en lugar de cada trimestre. Del cesto con que se calcula el aumento de la contingencia se excluirían las tarifas de transportes urbanos para sanear el astronómico déficit de las empresas municipalizadas.
Los sindicatos hacen oídos sordos a la consideración fundamental de Andreotti, de que la economía se encuentra en estado de necesidad, y proponen unificar para todos los mecanismos de la escala móvil de salarios. Se lograría también así -sostienen- la reducción de ocho puntos de la inflación, que es lo que se propone el Gobierno.
Además, los sindicatos objetan al Gobierno que después de tanto, hablar y prometer todavía no haya promulgado un plan global de saneamiento de la economía basado en el relanzamiento de las inversiones. Hoy se reúnen en Roma 2.000 delegados de base y tratarán, naturalmente, el dilema en que los ha puesto Andreotti: si no quieren reducir el costo del trabajo, el Gobierno sacará de las cargas sociales el dinero que necesita.
Ante este impasse, a Andreotti no le queda más remedio que recurrir al Parlamento, a los políticos, o lo que es lo mismo, tratar de imponer su política por decretos-leyes para obligar a los políticos a pronunclarse. Andreotti quiere hacerlo pronto, si es posible el 14 de enero en el consejo de ministros. Será difícil que comunistas y socialistas sigan dando gratuitamente a Andreotti su abstención política en el Parlamento si de la reunión de los sindicalistas de base, que se abre hoy, proviene una declaración de lucha. Esa declaración de lucha sería, naturalmente, la huelga general.
Aunque la reunión de Andreotti con los sindicatos haya sido, en conclusión, interlocutoria, los dirigentes políticos siguen esperando una solución de compromiso o de pacto social entre sindicatos y empresarios. Por estos últimos, su presidente, Guido Carli, anticipó en una entrevista a Corriere della Sera que el nivel de las inversiones depende enormemente del de los salarios y costes de producción, que si son incompatibles no pueden generar inversiones productivas.
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