Posibles cuotas a las importaciones norteamericanas de calzado

Hoy, la comisión norteamericana para el comercio internacional adoptará una decisión en torno a las medidas que considera necesarias para frenar la entrada de calzado extranjero en el mercado norteamericano y elevará el informe al presidente para que decida la postura a seguir con este sector.

A pocas horas de que se produzca la elaboración de este informe, tanto la industria norteamericana del calzado como representantes del Senado -en este caso dos destacados senadores demócratas- han presionado ante la citada comisión para que se impongan medidas drásticas a las importaciones de zapatos extranjeros a Estados Unidos.Uno de ellos, el senador Eagleton, puso de relieve que la fórmula proteccionista contra las importaciones debería adoptarse en forma de cuotas. Por su parte, el senador Hathaway, demócrata por el estado de Maine, pidió a los miembros de la comisión que impongan cuotas a la entrada de zapatos extranjeros, con objeto de que no continúe la erosión del número de puestos de trabajo de la industria estadounidense. Según este último senador demócrata, desde 1968 más de 70.000 norteamericanos que trabajaban en la industria del calzado en Estados Unidos han perdido sus puestos de trabajo debido a los zapatos importados, lo que es argumento suficiente como para imponer serias medidas proteccionistas contra este producto.

Según los fabricantes de calzado de Estados Unidos, las importaciones de calzado extranjero son las culpables de que la industria de ese país, que hace quince años contaba con mil plantas, cuenten en la actualidad con 350.

La campaña montada por el sector contra las importaciones hace prever que la Administración norteamericana, encabezada por Carter, adopte en un plazo de tiempo de dos meses serias medidas para impedir la entrada de zapatos españoles, italianos, mexicanos, brasileños y chinos nacionalistas, que son los principales exportadores de calzado a Norteamérica.

En el caso de que Estados Unidos adopte medidas proteccionistas, España sería uno de los principales países afectados, ya que nuestro país dirige a Norteamérica el 60% del total de sus exportaciones y cualquier traba a su libre entrada en el mercado de Estados Unidos puede suponer un factor negativo en la producción de la industria española y al creciente desequilibrio comercial entre ambos países.