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Piden la restauración de la imprenta del Quijote

«Los restos del edificio de la calle Atocha 87, donde se imprimió la primera edición del Quijote, deben ser restaurados y conservados como se encuentran actualmente, aunque en el interior se realicen las mejoras que sean necesarias para instalar un museo cervantino». La anterior declaración sintetiza la postura de la Comisión Preparatoria de la Asociación Nacional de Defensa del Patrimonio Histórico-Artístico sobre el llamado Hospitalillo del Carmen.Según una resolución del 10 de noviembre, publicada en el BOE el 23 de diciembre, se inició el expediente de declaración de edificio como monumento histórico nacional. El inmueble, situado en el 87 de Atocha, está muy deteriorado y sólo está en pie la fachada exterior y el conjunto de lo que fue una iglesia. Parece ser que no es ésta la casa donde se imprimió el «Quijote», sino un conjunto formado sobre su primitivo emplazamiento por los restos del antiguo Beaterio de San José. Y del Hospital y la iglesia de los Desamparados, en cuyo doble recinto se alojó a mediados del siglo pasado el hospital de Incurables del Carmen.

La zona de la iglesia, remodelada más tarde, acogería el museo de las Cofradías patrocinado por los Cruzados de la Fe, y el resto pasó a propiedad de la Sociedad Cervantina.

Estas dos últimas entidades, junto con el Ayuntamiento de Madrid, propician una reconstrucción total del conjunto ya que estiman que los restos actuales no tienen demasiada importancia. La nueva construcción albergaría los museos de Cervantes y de las Cofradías madrileñas, que se supone serán depositarios de una serie de vestigios y testimonios del Madrid de los siglos pasados, de los que quedan ya muy pocas muestras. Este proyecto, por otra parte, significaría derribar lo que subsiste hoy, lo que iría en contra del carácter de monumento nacional que se le quiere dar.

La Comisión preparatoria de defensa del patrimonio cree que no se trata de un vulgar caserón del siglo XVII, sino un buen ejemplo de la arquitectura castiza de esa época. Apoyados en los testimonios de Mesoneros Romanos y de Elías Tormo, y en el plano de Teixeira, del 1656, lo que le hace casi contemporáneo de la imprenta de Juan de la Cueva, donde en 1606 se imprimió la primera edición del «Quijote».

Por tanto, el respeto de la fachada exterior y de la nave de la iglesia que aun queda en pie no admiten reconstrucciones totales ni remodelaciones que signifiquen su derribo, ni soluciones intermedias como añadir más pisos al edificio, lo que alteraría el equilibrio de sus volúmenes. Las obras que se acometan, deberían limitarse al interior para que el exterior restaurado pueda ofrecernos una muestra de la arquitectura popular del sigIo XVII.

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