Límites del sistema social de la economía Alemana
El año 1977 ha comenzado en la República Federal de Alemania con los mismos signos con que concluyó el anterior. El problema básico con que se enfrenta la coalición social-liberal es el paquete representado por la «Seguridad Social» en el sentido más amplio. El económicamente más poderoso entre los países de Europa occidental ha de encararse con una situación desconocida para él desde su fundación hace casi treinta años. Ha de iniciar un nuevo ciclo económico con las cajas semivacías y con un endeudamiento «público» excesivo de casi 40.000 millones de marcos, una suma que rebasa el límite soportable hasta en una fase de auge económico.El Gobierno federal, obsesionado por la impopularidad del aumento de los gravámenes directos ha propuesto el incremento de los impuestos «indirectos» como el impuesto sobre el valor añadido. Una medida que los socialdemócratas no pueden decidir de buena gana ya que, desde los tiempos de Lasalle, las cargas no directas se consideran contrarias a la política socialista por afectar esencialmente a las clases sociales peor dotadas desde el punto de vista financiero. No obstante es de suponer -como señala Erhard Eppler. ex ministro federal de desarrollo en una entrevista concedida a la revista Der Spiegel, - que los socialdemócratas abandonen su aversión tradicional al impuesto indirecto en vista de la situación general. El estado social exige su tributo. Los gastos en concepto de prestaciones sociales han aumentado de modo desproporcional. En parte por la administración de los medios como en el terreno sanitario, parte por falta de previsión a tiempo como en el campo de las pensiones. La República Federal goza, tal vez con la única excepción de Suecia del sistema de seguridad social más perfecto del mundo occidental.
Ahora bien. este sistema perfecto es al mismo tiempo extraordinariamente sensible. Su conservación sólo puede asegurarse en tiempos buenos, en fases de coyuntura económica óptima. Cualquier contrariedad cualquier cambio de clima, revela la extrema sensibilidad de unos «logros sociales» que todos aceptan como algo normal y que los demás países registran con más envidia que sentido crítico. Alemania Occidental está llegando a pasos agigantados a la situación del «no va más», a sus propios límites de desarrollo «social y socio-economico".
La economía de mercados sociales, reacia a cualquier tipo de instrumento ordenador, ya que no dirigista, demuestra su verdadero talón de Aquiles. La República Federal vivió años de euforia reformista cuantitativa gracias a un colchón financiero cómodo. Los tiempos han cambiado.
A las reformas cuantitativas, generosamente administradas, deberán seguir reformas cualitativas cuyo dispendio habrá de ajustarse a las posibilidades reales de los ingresos de la Hacienda Pública en sus diferentes vertientes.
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