La Diputación de Guipúzcoa pide amnistía total

La concesión de una amnistía total, el reconocimiento de la cooficialidad del euskera a todos los niveles y con la mayor urgencia, el más rápido reconocimiento del régimen autonómico para Guipúzcoa, la constitución de las juntas generales como única garantía auténtica, para evitar el mal uso del poder y la violencia, la legalización de la ikurriña para su utilización en actos oficiales, son los puntos clave de la moción presentada por el diputado Manuel Olaizola, y aprobada ayer por un unanimidad en la última sesión plenaria de la Diputación de Guipúzcoa del año 76.

La sesión había comenzado con gran tensión y considerable retraso, pues habían acudido al palacio provincial veintitrés alcaldes de la provincia, los alcaldes contestatarios, con la intención de colocar la ikurriña en el balcón central del palacio de la Diputación, a la misma hora en que había de comenzar en pleno.Su proyecto quería ser el ultimátum al largo rosario de promesas hechas por el Gobierno para solucionar los problemas que afectan al país, pero que nunca acaban de tener una respuesta rotunda y definitiva, y, en este sentido, la ikurriña simboliza muchas aspiraciones del pueblo todavía incumplidas.

El presidente en funciones de la Diputación, Santiago Sanz Martín, inició inmediatamente una larga negaciación con el objeto de disuadir a los veintitrés alcaldes de su proyecto. Estos accedieron a no colocar la ikurriña -tenían ya una de tres metros por dos- después de que el presidente les prometiera una inmediata entrevista con el ministro de la Gobernación, Martín Villa, en los primeros días de enero. A su vez, el presidente volvía a asegurar a los alcaldes que el problema de la bandera iba a tener muy pronta solución.

Tras esta conversación, los alcaldes decidieron esperar el plazo de la entrevista con Martín Villa, a quien piensan plantear además de este problema de la bandera, otros muchos que afectan al País Vasco. Uno de los alcaldes declararía a EL PAIS que si no se cumple esta promesa en un plazo fijo e inmediato, la harán ondear, como ya lo tenían previsto en sus municipios.

Asimismo. los alcaldes tienen la intención de plantear al ministro diversos problemas actuales, como es la concesión de una amnistía total para los presos políticos, así como las garantías de seguridad de la vuelta de los exiliados políticos.

Al parecer, un número indeterminado de exiliados vascos están todavía fuera del país, a pesar de tener los papeles en regla, por no contar con todas las seguridades de libertad en este lado de la frontera,

En el transcurso del pleno provincial,y a propuesta del presidente de la Diputación, se aprobó la propuesta de solicitar del Gobierno la constitución de las juntas generales, como base de una nueva articulación de la institución provincial.

El Avuntamiento, también por la amnistía

También el pasado miércoles, en el transcurso del pleno municipal del Ayuntamiento de San Sebastián. el alcalde de la ciudad. Francisco Lasa, presentaría una moción, aprobada por unanimidad, en la que solicitaba la concesión de la amnistía por los delitos de intencionalidad política. El alcalde planteaba esta cuestión con el deseo de que «el año próximo se vean cumplidas las esperanzas de nuestro pueblo en este sentido».

A esta moción respondería una de las concejalas, la señorita María Luz Ruiz, solicitando que la Corporación municipal transmitiera al Rey su pesadumbre por los sucesos como los secuestros de los señores Oriol y Pastor, «hechos que entorpecen la convivencia y hacen más difícil la toma de decisiones como la concesión de la amnistía».

Según ha podido saber EL PAIS, parece que el alcalde de San Sebastián, señor Lasa, tiene la intención de escribir una carta al ministro de la Gobernación solicitando la legalización de la ikurriña antes del 20 de enero, día de San Sebastián.

Esta permisión haría posible izar la bandera vasca, junto a la de San Sebastián, en el balcón del Ayuntamiento la noche del día 19, cuando todos los ciudadanos se concentran en la plaza delante del Ayuntamiento para presenciar la famosa tamborrada y ver izar la bandera de su ciudad.