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Entrevista:

Berlitz: "Cada semana' desaparece un barco y cada dos semanas un avión

«Anteayer desapareció otro avión en el triángulo de las Bermudas. Hace dos semanas fue el barco Silvia Oso, panameño con 38 personas a bordo... Puede calcularse que un avión desaparece cada dos semanas y que un barco se volatiliza cada semana...» Habla en Madrid Charles Berlitz el hombre del triángulo de las Bermudas, el que lleva veinticinco años investigando el tema, el que ha publicado uno de los libros más traducidos de los últimos años, el que le dice al mundo que cuidado, que por encima del triángulo es peligroso viajar.

—Pero usted viaja. ¿no? —Viajo porque pese a la estadística sobrevolar el triángulo no es más peligroso que salir en el coche un domingo cualquiera. Yo llevo una estadística muy concreta. Porque además, cada vez que ocurre un accidente me llaman desde todas las grandes emisoras de televisión del mundo...

Hablamos de que son cientos los aviones que sobrevuelan la zona y en la mayoría de los casos no ocurre nada: que si no será una psicosis.

—No. mire. Mire usted: me escriben desde todas las partes del mundo y casi siempre me dicen: «Después de leer lo que usted dice recuerdo que una vez...», y me cuentan que en efecto, hubo problemas aquel día que viajaron.

¿Pero a qué se llaman problemas en este sentido?

—A despistes a pérdidas de control, a que las brújulas no indiquen, a que los giroscopios dejen de funcionar o a que los aparatos de radio se estropeen.

Experiencia personal

Charles Berlitz, haciendo honor a su apellido, habla treinta idiomas. Sigue investigando el triángulo. Hace unas semanas tuvo su primera experiencia personal. En Florida una emisora de radio emitió un largo serial. « Como punto final, se nos invitó a un grupo de expertos a visitar el triángulo, en un barco de unos veinticinco metros de eslora. El barco estaba extraordinariamente preparado y provisto de radio porque íbamos a transmitir algún programa desde allí. Una noche, los tripulantes vinieron a avisarnos. diciendo que bajo el agua había algo raro. Fuimos y la verdad es que estábamos convencidos de que se trataba de una broma. Bajo el agua había una especie de objeto cilíndrico que emitía unas luces verdes. Seguimos pensando que era una broma. Lo miramos fijamente. Al poco rato, el objeto cruzó bajo el barco y a unos, doscientos metros de nosotros izó el vuelo. Salió del agua y el color verde se hizo anaranjado...» Quizá el señor Berlitz observa nuestro gesto de sorpresa. «Poco después nos dimos cuenta de que toda la electricidad había desaparecido del barco: la radio quedó fuera de juego: una niebla empezó a envolvemos: las estrellas desaparecieron.» Sostiene, como siempre que algo muy extraño ocurre. Y que quizá todo sea debido a un área magnética de fuerzas, «pero con la particularidad de que varía de posición

Y ahora, la Atlántida

Tiene una sonrisa abierta y una normalidad enorme todo lo que dice. Sin alterar la voz comenta...

—Investigando hace tres semanas el mundo submarino del triángulo se encontró una pirámide inmensa, de 150 metros de altura a más de doscientos metros de profundidad cerca de las Bahamas. Eso es lo que puede ser la Atlántida. Piense que restos analizados con carbono l4, que proceden de aquella zona, indican una antigüedad de doce o 13.000 años. Exactamente la época en que dicen que se fundieron los glaciares. Si en efecto ha sido así. Piense que el agua producida por el calentamiento de los glaciares supondría una subida del mar del orden de tres cientos metros. Coincide, pues. Hay bajo esa zona una auténtica civilización sumergida. Esa pirámide, esas murallas que pueden divisarse indican que allí hubo, en efecto, un continente.

-¿La Atlántida?

—Sí o no. No importa mucho. Un continente.

—¿Y tendría eso algo que ver con el triángulo de las Bermudas? —No lo sé. Hay quien dice aunque esa no es mi teoría, que quizá una planta electromagnética de una civilización desarrolladísima actúa en aquella zona. Pero no lo sé. Son teorías.

La ciencia-ficción se sube por las teclas de la máquina y reclama su sitio. Otro día. Mañana —ya corresponde— un nuevo accidente ocurrirá en aquella zona. Será un número más en la estadística. O una interrogación más.

El 5 de diciembre de 1945, cinco bombarderos Avenger TBM, que realizaban un vuelo de entrenamiento en Florida, desaparecieron conjuntamente. Esta desaparición no fue nunca explicada. Fue la primera, llamada de atención.

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