Un documento integrista
Dos periódicos se han hecho eco de un documento que contiene la peregrina afirmación de que votar «sí» en el referéndum del día 15 es algo vedado a los ciudadanos por la doctrina de la Iglesia católica. Al dar cuenta de ese texto. EL PAIS —no sin humor— titulaba: «Votar si en el referéndum es pecado.» A diferencia de los otros dos periódicos. EL PAIS no ha cometido la simpleza de incluirme a mí entre los firmantes del citado escrito. Me imagino que por la sencilla razón de que no lo he firmado. Además, por otra muy radical: yo no lo hubiera firmado nunca. El documento me parece equivocado en varios puntos decisivos, y su difusión, un flaco servicio a la buena convivencia de los españoles. ¿No va siendo hora de que el báculo pastoral quede sólo en manos de los señores obispos? Por eso, no puedo menos de decir una breve palabra acerca del contenido del documento citado, que por fin hoy he conseguido leer.
En general, el documento manifiesta rasgos muy frecuentes de la que podríamos llamar « mentalidad integrista». consiste en leer los textos del magisterio de la Iglesia sobre cuestiones sociales sin considerar su contexto histórico, es decir, ignorando las circunstancias y problemas de la sociedad concreta a la que los Papas se dirigen. De esta forma, no se capta que en ellos la Iglesia afronta, por razones pastorales, realidades muy complejas, que entonces se presentaba ni das existencialmente en un todo.
La Iglesia nunca ha rechazado la «soberanía popular» como expresión política, sino la «metafísica» —llamémosla así— que en determinadas épocas históricas pretendía monopolizarla y justificarla. La historia de la cultura y de las doctrinas es testigo —y el magisterio lo ha reconocido— de cómo se ha operado una desvinculación entre el concepto jurídico de soberanía popular, por una parte y. por otra, esas filosofías, que la Iglesia rechazaba y rechaza. Porque la Iglesia siempre dijo y continúa diciendo que el fundamento del orden público está en la naturaleza misma del hombre, creado por Dios.
Esa desvinculación, de la que se muestran incapaces, lleva a los redactores del documento a una cierta manipulación de los mismos textos que aportan en pro de su peculiar doctrina. Así, cita el siguiente pasaje del Concilio Vaticano II (Gaudium ei Spes, núm. 74): «Es pues evidente que la comunidad política y la autoridad pública se fundan en ¡a naturaleza humana y, por lo mismo, pertenecen al orden previsto por Dios.» Y aquí acaban la cita, que sin embargo continúa: «aun cuando a determinación del régimen político y la designación d los gobernantes se dejen a la libre voluntad de los ciudadanos». Han prescindido, pues, de las palabras que testifican la desvinculación a que antes me refería.
Con todo, me preocupa más la tendencia, que se insinúa en ese documento, a constituirse en « magisterio paralelo». Es curioso,. Todo el escrito parece inspirarse en una fervorosa ortodoxia con la inevitable catarata de textos pontífidos— y. sin embargo. el carácter definitorio que adopta. su reticencia respecto del magisterio vivo de la Iglesia (la expresión es de León XIII. e indica que no se trata sólo de textos pasados. sino de Papa y obispos concretos, aquí y ahora), y, sobre todo. la «selección» manipulada de textos. delatan una actitud extrañamente próxima a posiciones heterodoxas. No hay que olvidar que haeresis es palabra de origen griego que significa selección.
Como es natural, nada me cuesta admitir que unas personas. desde su conciencia cristiana, piensen que deben votar «no» en el referéndum. o no votar, o votar en blanco. Allá la conciencia de cada uno. No otra cosa nos han recordado recientemente los legítimos portadores del báculo episcopal. Pero intentar vincular a los cristianos, desde el magisterio de la Iglesia, a una de esas actitudes, me parece. sencillamente, una enormidad.
'Profesor de Teología Dogmática de la Universidad de Navarra
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