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Euforia nacionalista en el "nuevo" gaullismo de Chirac

La resurrección del gaullismo se produjo el domingo último con el nombre de Unión por la República (RPR), en la puerta de Versalles, hasta donde llegaron, perfectamente organizados en trenes, autocares e incluso aviones, alrededor de 50.000 fervorosos desde todos los rincones del país.

En este sentido, el lanzamiento del RPR por Jacques Chirac, que fue designado su presidente, se consideró un éxito. En una atmósfera de carnaval político-nacionalista, los gaullistas vibraron cuando Michel Debre, en tono épico aludió a la grandeur de la France y silbaron cuando el barón Olivier Guichard (miembro del Gobierno) apareció en la tribuna. En ningún momento se hizo alusión, ni a la mayoría presidencial de Giscard, ni a la persona del presidente.Después de haber aprobado las nuevas estructuras y el manifiesto del RPR, ya explicado en estas mismas columnas en las dos ediciones últimas, Jacques, Chirac, en su discurso, subrayó los aspectos progresistas del texto ideológico: La verdadera cara del rassemblement, dijo, no es el conservadurismo, ni el autoritarismo, sino la generosidad y la esperanza.

Jacques Chirac estuvo a punto de ser abucheado cuando afirmó que su nuevo movimiento se situaría resueltamente en la mayoría. Pero los aplausos se hicieron tempestad cuando añadió: Ignoro si, en poco tiempo, será toda la mayoría, queriendo sugerir, sin duda, que el RPR aspira a recuperar de nuevo el papel predominante que tuvo en la vida nacional hasta las elecciones presidenciales de 1974. El tono anti-Giscard del mitin fue una nota destacada. Pero más que su política, sensiblemente parecida a la del RPR, sede reprochan los métodos, la falta de autoridad. La sala se encendió en loas a Michel Debre, el arcángel del gaullismo, que fue el más aplaudido de la jornada, rechazando la elección del Parlamento Europeo por sufragio universal, invitando a la asistencia enardecida a hacer revivir a De Gaulle, ofreciendo el movimiento gaullista, modestamente, para formar un Gobierno de salud pública y de unanimidad nacional,, recordando, que Francia atraviesa una grave crisis social, política y económica y que, frente a las dudas del poder, sólo el RPR será capaz de hacer frente a la tarea que no tiene más que un nombre: la grandeur de Francia. Lancémonos hacia la grandeur, hacia las cimas, hacia lo sublime, arengó Debre en medio de una apoteosis de exaltación que recordaba el clima shakespeareano de los mejores días del pasado, que protagonizó el hombre del 18 de junio de 1940, es decir, De Gaulle.

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