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El Parlamento italiano aprueba las negociaciones sobre el concordato

El Gobierno italiano podrá proseguir sus negociaciones con la Santa Sede para revisar el concordato. Tendrá que tener en cuenta las observaciones que el Parlamento le ha hecho en el reciente debate, en el sentido de salvar ante todo el espíritu de la Constitución italiana, mantenerse en contacto con los grupos parlamentarios y dar cuenta del protocolo definitivo de revisión a las dos cámaras, antes de su firma con el Vaticano.

Este orden del día fue presentado por democristianos, socialistas, comunistas, socialdemocráticos y republicanos. El Parlamento rechazó, por tanto, la tesis «abrogacionista» defendida por radicales, demoproletarios y neofascistas.En su réplica, Andreotti, citando al filósofo liberal Piero Gobetti, al socialista Leio Basso y al comunista Palmiro Togliatti, les ha recordado la conveniencia histórica de llegar a un acuerdo con la Iglesia, respetando siempre ambas esferas. En cuanto a los problemas más discutidos en el debate parlamentario de casi dos días, y que han dividido a la izquierda, Andreotti ha asegurado que será respetado «el principio de paridad» en las escuelas privadas, tanto religiosas como laicas. Comunistas y socialistas quieren que la escuela católica no goce de tantos privilegios, sobre todo fiscales. Lo mismo ha ocurrido con la enseñanza religiosa. Quien quiera educación religiosa tendrá que pedirlo explícitamente. En cuanto a otro problema candente, los privilegios fiscales de los organismos eclesiásticos. Andreotti ha reconocido que su texto es excesivamente sintético y que se podrán estudiar fórmulas nuevas, aunque no seran «innovaciones peyorativas».

El matrimonio

En relación con el matrimonio, para el ciudadano vale la ley del Divorcio, pero la indisolubilidad sigue siendo un compromiso de carácter religioso que toca la conciencia de los creyentes. Los tribunales eclesiásticos, según Andreotti, tendrán un valor de conciencia.La verdad es que el espíritu laico y liberal sobre el que se fundó Italia no queda muy satisfecho.La «revisión » promete cosas que ya se practican en la república y, desde el punto de vista político, aunque los comunistas digan que no ha habido por su parte un «matrimonio secreto» con la Democracia Cristiana, se deduce que prefieren sobre todo la «paz religiosa». Más aún: en el Parlamento el representante comunista, Alessandro Natta, dijo que sería oportuno una alusión expresa el Concilio Vaticano II. No olviden ustedes la «Gaudium et Spes», les dijo cara a cara a los democristianos.

Para los comunistas era utópico llegar a una abrogación consensual o una modificación de ¡la Constitución. El régimen concordatario no es el mejor, pero es el menos malo.

La única voz de izquierdas, o por lo menos tronante, fue la del diputado radical Mauro Mellini, quien acusó al Vaticano de fomentar la fuga de capitales al exterior.

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Sin trauma alguno, un Gobierno provisional e incoloro, por no decir descolorido, va tocando y solucionando en este país los problemas de fondo. Se dice que para distraerlo de la crisis económica. La verdad es que el articulo 7 de la Constitución italiana establece el principio de que el concordato no se puede modificar sin consentimiento de la Iglesia. Hace seis años, la Corte Constitucional dijo que las cláusulas del concordato o la ley que las hace vinculantes no pertenecen al texto de la Constitución, al mismo tiempo cada cláusula del concordato puede ser declarada ilegítima por la Corte Constitucional, si viola los «principios supremos» de la Constitución, En el fondo, una contradicción que sólo el buen sentido y la negociación futura aclarará caso por caso, según la práctica más que según el riguroso derecho.

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