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GENTE

Pedro Azpurúa,

director del Coro de Cámara del Conservatorio de Valladolid, ha dicho: «Me vuelvo loco buscando una habitación con quince sillas». Y se explica, porque el Conservatorio, que depende económicamente del Ayuntamiento y de la Diputación vallisoletana, está instalado en la planta de un edificio cuya superficie es de apenas cien metros cuadrados para 1.200 alumnos matriculados. Además, faltan profesores, hay sólo cuatro pianos para doscientos alumnos y a los violines se les han caido las clavijas...

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