La ruptura con la DC alemana debilita a Strauss
El líder cristianosocial, Franz-Josef Strauss, parece encontrarse en una difícil situación por su decisión de romper en el Bundestag la alianza con los cristianodemócratas de Helmut Kohl. La repulsa a su iniciativa ha sido unánime en la República Federal, incluida la de las filas cristianosociales, que en el pasado parecían constituir un frente sin fisuras en torno a un líder carismático, dotado de todas las calificaciones para convertirse en algo más que en una personalidad política exclusivamente bávara.La ruptura a nivel parlamentario con la CDU, lejos de debilitar, por el momento, a los cristianodemócratas, amenaza con escindir a los cristianosociales en detrimento eso sí, del campo conservador democrático en conjunto. Strauss acaba de declarar que su intención no es la de crear un cuarto partido en la República Federal, y que su decisión sensacional de romper una afianza de veintisiete años con la CDU se debe únicamente a su convicción de que juntos los dos partidos cristianos no serán capaces de acabar con la hegemonía de la actual coalición social-liberal.
Al mismo tiempo insiste en que la fórmula para derrotar a los socialdemócratas y liberales sólo puede consistir en la escisión meramente formal, con el fin de poder disponer de mayores efectivos parlamentarios en los debates del Bundestag.
Pero, lejos de reducir la importancia de Kohl, Strauss ha obrado el milagro de revalorizar el papel de su «contrincante». En la CDU, la oposición a Strauss ha aumentado a límites nunca vistos. En tales circunstancias, la fundación de un cuarto partido a nivel nacional, no parece posible. Lo que nadie niega es la posibilidad de que en el seno de los partidos de la Unión, y hasta en los que constituyen la coalición social-liberal, se operen transmutaciones. Algunos comentaristas consideran presumible que en la CDU se produzca un leve giro hacia posiciones menos conservadoras, con el fortalecimiento del papel de los Katzer, Barzel y Blum, los representantes más significativos de las llamadas «comisiones sociales» de la CDU. Una tendencia que bien podría hacer mella también en la CSU.
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