La autonomía regional, clave del nuevo período parlamentario británico
La ley de Devolución de poderes a las asambleas de Escocia y Gales y la de elecciones directas para el Parlamento europeo ocuparon la mayor parte de los debates que se van a efectuar en el Parlamento británico en la nueva sesión que fue abierta ayer oficialmente por la reina lsabel.
También se debatirá la ley de Nacionalización de las industrias de construcción naval y aeronáutica, cuyo texto ha sido rechazado repetidamente por la Cámara de los Lores en la sesión anterior.La ley más importante es la devolución de poderes parlamentarios para Escocia y Gales, que será llevada a los Comunes probablemente el martes por el vicelider laborista Michael Foot, encargado por el Gobierno de convencer a los diputados de la necesidad de conseguir un marco legal que fortalezca a las dos regiones citadas y que detenga el crecimiento del nacionalismo que allí sé respira, sobre todo en Escocia.
La legislación con la que se pretende organizar el sistema electoral para que Gran Bretaña esté representada en el Parlamento europeo va a ser especialmente controvertida, porque a pesar de que el país aprobó en 1975 por referéndum la integración británica en el continente, en ambas Cámaras hay sectores que consideran que el método de representación que va a se en Estrasburgo va a disminuir los derechos soberanos del Reino Unido.
La envergadura de los debates anunciados ayer por la reina, en el discurso que tradicionalmente le escribe el Gobierno, ha obligado a que sea en extremo reducido el número de leyes a discutir. Generalmente se presentan a la consideración del Parlamento una treintena de leyes. En esta ocasión sólo se van a debatir dieciséis.
CEE y distensión
La reina explicó a lo largo de los trece minutos que duró su intervención que su Gobierno seguirá luchando contra la inflación y el desempleo. Hará también lo posible por hacer provechosos los seis meses que Gran Bretaña va a dirigir los asuntos de la Comunidad Europea, e implementará los acuerdos de Helsinki; procurará a la vez convencer a sus aliados para que se reduzca la carrera armamentista, se limite el número de tropas en el centro de Europa y se elimine la amenaza de una escalada de armamento nuclear. La soberana no se olvidó del tema de Irlanda del Norte, cuyos problemas, afirmó son de continua preocupación para su Gobierno, dispuesto a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del Ulster y determinado también a mantener la ley y el orden en el territorio.En otra parte de su discurso, la reina Isabel anunció la creación de un cuerpo especial, independiente, que se dedicará a analizar las quejas de los ciudadanos contra la policía del Reino Unido.
La nueva sesión parlamentaria es para la reina de especial trascendencia, porque en su transcurso van a cumplirse los veinticinco años de su entronización, un hecho que va a ser celebrado tanto en el Reino Unido como en la Commonwealth con una serie de actos que ya han sido cuidadosamente organizados. A otro nivel, lo que le preocupa a la clase política británica es el inmediato comienzo de los debates sobre devolución, que según algunos miembros del Parlamento pueden iniciar el camino hacia un desmembramiento del reino. El Gobierno opina lo contrario e introduce precisamente ahora esta ley porque, como ha repetido Michael Foot, si no se hace así, el sentimiento nacionalista resultaría imparable.
Repulsa nacionalista
Entretanto, es muy probable que la controvertida ley británica de Devolución de poderes a las regiones, originará una verdadera batalla campal en los Comunes ya a partir de principios de la semana próxima.El Partido Nacionalista Escocés, con once escaños en el Parlamento, criticó abiertamente el discurso de presentación de leyes por no hacer mención de la traslación de poderes económicos a la asamblea escocesa ni la participación de Escocia en la riqueza petrolera del Mar del Norte.
El Plaid Cymru, o Partido Nacionialista Galés, que cuenta con tres escaños en la Cámara de los Comunes, arremetió asimismo contra el aún nonato cuerpo legal, calificándolo de vergonzoso por tratar a Gales como una región de segunda clase.
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