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"Caza de brujas" contra laboristas británicos

Juan Cruz

Un diputado conservador y un grupo socialdemócrata han iniciado una campaña que, según ellos, tiende a desenmascarar a los «criptocomunistas» que se hacen pasar por devotos del laborismo, aprovechan su maquinaria y, en realidad, quieren favorecer una estrategia de extrema izquierda, orientada por países del Este, «con los cuales -dicen- un país democrático no debe mantener sino las relaciones mínimas». Esto es, por lo menos, lo que acaba de declarar el «tory» lan Sproat sobre la quinta columna laborista.

La «caza de brujas» apunta a varios miembros del parlamento, algunos de los cuales han ocupado cargos en anteriores gobiernos, como la diputado Judith Hart. Todos han descalificado las acusaciones, que consideran «histéricas» y «producto de la desesperación política» del parlamentario conservador.El grupo socialdemócrata que se ha unido a la campaña de Sproat está formado por militantes moderados.

Tanto Sproat como los socialdemócratas aconsejan a los laboristas, a los que ellos califican de «criptocomunistas», que dejen el partido y se unan a las organizaciones marxistas que existen en el país, con una vida política muy activa, pero no representada en el Parlamento. Los criptocomunistas se están aprovechando de la maquinaria del laborismo para prestar su voz parlamentaria a grupos que no cuentan con el suficiente apoyo popular como para estar representados en los Comunes, ha dicho Sproat.

Esta «caza de brujas» ya empieza a tener consecuencias en la propia Cámara de los Comunes, donde los treinta parlamentarios a los que lan Sproat ha aludido han pedido que el speaker censure públicamente la actitud del parlamentario tory, que, según ellos, ha abusado de sus privilegios como diputado.

Sproat se niega a retractarse e insiste en que las acciones de los diputados a los que acusa pueden convertir a Gran Bretaña en «un satélite de la Unión Soviética».

La denuncia de la existencia de una presunta «quinta columna» en las filas del laborismo, integrada por marxistas de todo género, se produjo cuando el primer ministro, Callaghan, aseguraba, en un banquete en Londres, que él no ve amenaza ideológica alguna que ponga en peligro la unidad europea. Callaghan reiteró su fe en el tratado de Helsinki y expresó su confianza en la economía mixta como única salida posible para el Reino Unido.

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