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Aprobado el presupuesto y el crédito del Plan de Urgencia

Los dos plenos extraordinarios celebrados ayer por la mañana en el Ayuntamiento de Madrid supusieron la aprobación del contrato de préstamo entre éste y el Banco de Crédito Local, por importe de 4.495.250.000 pesetas, con destino a la realización del Plan de Urgencia de Acondicionamiento de Barriadas, y la del proyecto de presupuesto municipal, con el título de 1.976-II, para hacerlo posible. Los dos plenos, en sí, fueron una loa de lo que el plan supone y puede ser para las zonas más deprimidas de la ciudad, con la aprobación mayoritaria de los concejales, en votación nominal, con el solo voto en contra, razonado en sus varias intervenciones, del concejal Julio Llantada, que ocupó, hasta su destitución por decreto del alcalde, la presidencia de la Junta Municipal del distrito de San Blas-Hortaleza.

La sal, como lo denominó el propio alcalde, con que contaron los dos plenos extraordinarios celebrados ayer por la mañana en el Ayuntamiento de Madrid estuvo constituida por la oposición prácticamente total al Plan de Urgencia para Acondicionamiento de Barriadas, mostrada por el concejal Julio Llantada, presidente que fue de la Junta Municipal del Distrito de San Blas-Hortaleza. Sin embargo, el concejal no pudo impedir, con sus votos en contra, la aprobación mayoritaria del proyecto de presupuesto extraordinario -1976-II- para la realización del plan ni la del contrato de préstamo, a suscribir por el Ayuntamiento de Madrid con el Banco de Crédito Local de España, por importe de 4.495.250.000, que ha de hacer posible tal proyecto.La celebración de los plenos consecutivos comenzó con las palabras del alcalde que, en un largo parlamento, quiso mostrar el agradecimiento de la Corporación hacia todas aquellas personas que hicieron posible, con su colaboración, el llegar a que la aprobación del crédito necesario para el Plan de Urgencia se produjera. En este agradecimiento entraron el presidente y el vicepresidente del Gobierno y los ministros de Gobernación y Hacienda, así como la propia prensa.

«Cuando este presidente llegó a la alcaldía -dijo el señor De Arespacochaga-, con menos experiencia que los concejales que forman la Corporación, pudo darse cuenta de que el mayor problema de Madrid estaba en sus barrios. Por eso, entré en contacto con los vecinos y fui a esos sitios por donde no pasa nadie, pero en los que un 10% de la población tiene que pelear diariamente con las malas condiciones en que se encuentran sus barriadas.»

El contrato de préstamo que el Ayuntamiento ha de suscribir con el Banco de Crédito Local se estipula con un plazo de amortización de diecinueve años, más uno de carencia. El porcentaje de interés con que se verá gravado es del 8,25%, sin perjuicio del devengo de las comisiones correspondientes, por servicios generales del banco, del orden de un 0,20% anual sobre las cantidades que no hayan sido dispuestas del total del crédito. Por otra parte, el Banco de Crédito Local ha de conocer, en todo momento, los proyectos correspondientes a los que se han de aplicar las distintas partidas del crédito.

La oposición de Llantada

La única oposición con que contó la aprobación del plan y del presupuesto correspondiente fue la que partió de Julio Llantada: en tres ocasiones se puso en pie para ello, dos, solicitó votación nominal, y aun durante una de las votaciones, pretendió justificar su voto en contra, lo que no le fue permitido por la Corporación.En su primera intervención, el señor Llantada explicó que, para él, todo el plan se refiere al tratamiento dé las áreas de chabolismo, para las que únicamente se prevé la pavimentación de calles y no la construcción de vivienda; que es lo que se necesita. Rebatía, de esta forma, el hecho de que al chabolismo estricto se le dedicaran unos trescientos millones de pesetas y defendía el que el total de los 5.000 millones era para el tratamiento de las zonas en que existen chabolas, pero sin intención de erradicarlas ni de construir las viviendas necesarias para ello.

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El concejal se refirió también al ofrecimiento hecho por el Ministerio de la Vivienda acerca de que, si el Ayuntamiento de Madrid le proporciona los terrenos necesarios, se compromete a la construcción de unas 24.000 viviendas sociales en el plazo de dos años.

Para el señor Llantada, los incumplimientos en que cae el Ayuntamiento se resumen en cuatro puntos: el Municipio no es el propietario de los terrenos en los que va a actuar; va a dotar de infraestructura de servicios a unas zonas verdes que, cuando se efectúe la remodelación de ellas habrá que expropiar y que, por la misma existencia de esos servicios, costarán mucho más caros; en la Ley del Suelo no existe la figura jurídica que defina la posibilidad de un plan como éste, y el dinero debería dedicarse al ofrecimiento al Ministerio de la Vivienda de los terrenos necesarios para que en ellos se construyan esas 24.000 viviendas sociales prometidas.

El mismo concejal invitó a los miembros de la Corporación a que visitaran las zonas de chabolas de la capital, con lo que, según él, comprenderían el porqué de su oposición. A este último extremo contestó otro concejal, Ezequiel Puig, afirmando, «He visitado las chabolas y por eso apoyo el plan.»

A favor del plan se mostró el resto de la Corporación, si bien lo hicieron especialmente los señores Puig, Reyes, González Velayos, Suevos, Horcajo y Del Moral.

En resumen, tras la oposición del concejal Julio Llantada y las varias explicaciones y contraexplicaciones habidas, fueron aprobados el contrato de crédito y el presupuesto por 27 votos a favor y 1 en contra, el del señor Llantada.

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