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Callaghan hablará con Giscard sobre el papel británico en el Mercado Comun

Juan Cruz

La reunión que ahora van a mantener en París el presidente francés y el primer ministro británico se produce en un ambiente aún más confortable que el que rodeó a la cumbre anterior. El Mercado Común ya ha ratificado las reivindicaciones que tanto el Reino Unido como Irlanda habían hecho con respecto a los límites marinos que deben regir entre los países de la CEE. En junio se decía que lo que seguía dividiendo a Gran Bretaña y a Francia era la intención francesa de mantener una política de «aguas abiertas» que diera a todos el acceso a los mares de cada uno. Otro dato que enfrentaba a los dos estadistas era la preocupación que Giscard siente por la falta de energía.El presidente francés dijo en sus primeras conversaciones con Callaghan que Gran Bretaña debía poner a disposición de los países comunitarios el uso de la energía que está a punto de brotar del Mar del Norte y que dentro de unos años cubrirá por completo las necesidades del Reino Unido. El primer ministro británico, que no está dispuesto a acceder a una propuesta como aquella, llegó a una solución de compromiso: si un día Europa necesita desesperadamente el petróleo del Mar del Norte, en un caso de emergencia, Gran Bretaña estaría dispuesta a resolver el problema. Mientras tanto, el petróleo que se produzca aquí sólo saldrá según las convenciones comerciales en vigor.

En las entrevistas del 11 y del 12, que no serán las últimas que mantengan ambos estadistas, que se proponen reunirse dos veces al año, una vez en cada capital, Callaghan tendrá oportunidad de explicarle a su colega francés qué quiso decir cuando advirtió que su país podría retirarse de la OTAN si los países poderosos se seguían mostrando reacios a ayudar al Reino Unido en este momento de dificultades de carácter económico. Es la primera vez que Callaghan sale al continente europeo desde que amenazó con retirar a los soldados que su Majestad mantiene en la frontera con el este.

Elemento de equilibrio

En Londres se ha publicado que, aparte de referirse a este tema, Giscard y Callaghan tratarán de analizar cuál es el papel que le correspondería jugar al Reino Unido en la Comunidad Económica Europea. Giscard cree, decía ayer The Times, que Gran Bretaña debía servir de balanza entre el excesivo poderío alemán y la extrema debilidad de Italia y los países del Benelux.

España, en la agenda

Cuando los dos estadistas si encontraron en Londres se dijo que el tema de España se hallaba en la agenda, aunque luego se nos afirmó, en una rueda de prensa con portavoces de los dos políticos, que el asunto se había tratado, pero informalmente y el contexto de la discusión del futuro del continente europeo. Sin embargo, en el último mes tanto Giscard como Callaghan han tenido oportunidad de conocer de cerca las posiciones españolas con respecto a su propio futuro y acaso a partir de esas experiencias la presencia de España en la conversación resulte más viva.

A finales de septiembre, en Blackpool, Callaghan se entrevistó con Felipe González, el líder del PSOE.

Luego, un hombre tan representativo del Gobierno laborista como Michael Foot declaró que este país no aprobaría la reforma democrática española hasta que sus colegas del Partido Socialista Obrero Español, a los que los laboristas apoyan sin reservas, dijeran que, en efecto, España había pasado a ser una democracia.

Es lógico pensar que Callaghan se solidariza con ese punto de vista. Su interlocutor del próximo jueves, Giscard d'Estaing, que se acaba de entrevistar con el Rey don Juan Carlos, podría tratar de suavizar esa postura.

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