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Recelo en Londres ante las declaraciones de Carter sobre Irlanda

Juan Cruz

Una referencia del candidato presidencial norteamericano Jimmy Carter sobre el papel que Estados Unidos debía haber jugado en el Ulster ha caído muy mal en Gran Bretaña, donde el problema de Irlanda del Norte se contempla corno «un asunto doméstico». Carter dijo, ante una audiencia compuesta por irlandeses que viven en Estados Unidos, que su país no debía haberse quedado «parado» ante lo que viene sucediendo en Irlanda, cuya situación actual «les tiene que tener a ustedes el corazón roto». Carter abogó por una Irlanda unida y afirmó que su Gobierno trabajaría para cumplir ese deseo.Tanto en el Ulster como en Londres los políticos británicos se han preguntado a qué tipo de acción podría haberse estado refiriendo Jimmy Carter. Un comentarista político de la BBC dijo ayer que ni Belfast ni Westminster dan la bienvenida a este tipo de referencias.

Hasta ahora Londres había visto con buenos ojos los contactos que las líderes del movimiento de paz que funciona ahora en el Ulster habían mantenido con las comunidades de irlandeses que viven en Norteamérica. Una delegación del movimiento, compuesta por Betty Williams y Mairead Corrigan, fue a Estados Unidos hace unas semanas para tratar de convencer a los irlandeses que viven allí que dejaran de enviar dinero a organizaciones republicanas que hasta ahora se vienen nutriendo de la ayuda exterior y que usaban esos subsidios para comprar armas.

Según nos dijo en Irlanda el ministro de Justicia del Eire, Pat Cooney, que sigue de cerca el movimiento pacifista del Norte, aquella acción de las señoras Williams y Corrigan ha tenido un inmediato efecto positivo en la comunidad irlandesa que reside en Estados Unidos.

Sólo simpatía por las pacifistas

Las declaraciones de Carter sobre el Ulster, calificadas aquí de «muy ambiguas» no han recibido en Londres la misma respuesta. Cualquier interferencia en los asuntos del Ulster, cuando se produce desde sectores ajenos al conflicto, es mirada con mucho recelo desde que en 1969 se intensificaron los disturbios sectarios entre católicos y protestantes. La única actividad internacional que se acepta es la que tiene como beneficiario al movimiento pacifista, que hasta ahora no ha podido recibir el Nobel destinado a esta clase de acciones, pero que ya ha recibido premios en Alemania, Noruega y Canadá. En Inglaterra, las pacifistas cuentan con todas las simpatías gubernamentales, hasta el punto de que una prohibición que existía desde 1972 para evitar que grupos políticos rivales se manifestaran en las calles sobre el tema del Ulster, ha sido levantada para que «la gente de paz» pueda reunirse en Trafalgar Square el próximo día 27 de noviembre.

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