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Energía en gran escala a partir de los seres vivientes

Las plantas de todo nuestro planeta producen, mediante la fotosíntesis, una energía anual diez veces superior a toda la consumida por la especie humana. Ante hechos como este, resulta evidente la conclusión a la que han llegado los científicos y técnicos reunidos durante una semana en esta localidad francesa, bajó los auspicios del Consejo de Europa: los seres vivientes podrán contribuir en gran medida a la resolución de los problemas energéticos humanos cuando los mecanismos de la vida sean bien conocidos. Entonces va a ser posible producir energía en gran escala, tanto imitando los mecanismos de los vivientes como partiendo directamente de los residuos biológicos.

Durante una semana, esta localidad francesa, entre Nancy y Metz, no lejos de Estrasburgo, sede del Consejo de Europa, ha sido el lugar de trabajo de biólogos y, bioquímicos europeos, al que se incorporaron los últimos días algunos parlamentarios, economistas y periodistas de diversos medios informativos del continente.Resumiendo el trabajo, realizado se podría decir que el sol fue el verdadero protagonista de la semana energética de Pont-à-Mousson, un sol que por cierto sólo se dejó ver a ratos en toda la semana. «Yo no me explico cómo ustedes, los latinos, no aprovechan ese sol -me decía una bióloga de Varsovia- ya que disponen todo el año de una fuente energética única en Europa.»

Y en efecto, así es. El reto futuro de la producción energética va a consistir en averiguar qué es lo que hacen las plantas para aprovechar cada año una cantidad de 3x 1021 julios con un coeficiente de aprovechamiento energético del 15%.

«Nuestro dios volverá a ser el Sol. No en vano fue durante siglos el objeto de adoración de los pueblos primitivos.» Quien así se expresaba no era un profeta nuevo de religiones antiguas sino un premio Nobel norteamericano.

Las plantas reducen el anhídrido carbónico de la atmósfera, en una operación química que requiere gran energía y que toman de las radiaciones solares. Gracias a estas reacciones de reducción aparecen unos compuestos, que serán quemados después, cuando se oxiden, devolviendo la energía tomada.

Este proceso sencillo pese a la terrible complejidad de su desarrollo, y toda la cantidad de símiles que se pueden establecer con los métodos de producción energética humana, fue el objeto de las deliberaciones de los reunidos en Pont-à-Mousson.

Se dice en las conclusiones que «la conferencia europea sobre los sistemas vivientes... celebrada bajo los auspicios de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y con la colaboración de la Comisión de las Comunidades Europeas... ha llegado al consenso... de que es realista considerar los sistemas biológicos convertidores de energía como capaces de contribuir potencialmente a la solución de los problemas energéticos de la Humanidad. La medida en la cual los sistemas biológicos convertidores de energía pueden y podrán cubrir las necesidades actuales y futuras de la sociedad dependerán en gran parte del desarrollo de la comprensión científica de los mecanismos de base de estos sistemas y en lo que concierne a su aplicación a fines tecnológicos e industriales. Dependerá de modo decisivo de los esfuerzos invertidos actualmente en la investigación y desarrollo de estos dominios. Es de subrayar igualmente que las tecnologías asociadas a gran número, de conversiones de energía biológica son tecnologías suaves y no contaminantes».

La conferencia expresó el voto de que el grupo BECS (Biological Energy Conversion Systems) prosiga sus estudios en colaboración con organismos internacionales, especialmente del Consejo de Europa y de la Comisión de las Comunidades Europeas, y señaló las tendencias actuales del trabajo y la investigación, que podrían dar resultados prácticos:

- Utilización de sistemas biológicos a nivel de agrupaciones, tales como plantaciones y explotaciones agrícolas con fines energéticos.

- Utilización de los componentes celulares o moleculares de los sistemas biológicos.

- El proceso de conversión de la energía que destaca sobre todos los otros en el terreno de las aplicaciones prácticas es la conversión de radiación solar en energía química potencial de combustibles.

- Producción de hidrógeno e hidrocarburos u otros combustibles orgánicos, así como de productos químicos o la formación de oxidantes y reductores capaces de recombinarse produciendo energía.»

Un segundo grupo de objetivos es la conservación de la energía por procesos químicos a costos energéticos pequeños tales como la reducción del nitrógeno en amoníaco y de los sulfatos en sulfuros, así como la reducción de gas carbónico en productos orgánicos. «Los problemas del ambiente se podrían atenuar, por ejemplo, considerando -según se afirma en las conclusiones- la producción de energía a partir de residuos biológicos o de la utilización de los residuos de las centrales de energía tales como el anhídrido carbónico y el calor, con fines biológicos. El desarrollo futuro de estructuras socio-técnicas con necesidades de consumo de energía inferior podría ser considerable mente mejorada por los conocimientos adquiridos en el dominio de la gestión de la energía en los sistemas vivientes.»

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