Denuncia del jurado de empresa contra Varta Baterías
Varta Baterías ha despedido a los trabajadores eventuales de su factoría de Burgos después de una huelga que dura ya más de un mes. Según el jurado de empresa, estos despidos «son injustos, puesto que se justifican en base a unas presuntas coacciones a los operarios de las empresas contratadas para reformas en Varta, los cuales dicen que en ningún momento se han sentido coaccionados».
El conflicto de Varta dura ya más de un mes sin que por ahora se vislumbren soluciones. El jurado de empresa realizó recientemente un Sumario Analítico Técnico Ambiental con objeto de llamar la atención de la opinión pública sobre la situación concreta de la empresa y los problemas de contaminación de la misma. En ese sumario, entre otras cosas, se dice: «En el tiempo en que Varta Baterías, SA, ha estado produciendo, ha incurrido en el grave error, a todos los efectos fuera de la Ley, de exponer a una contaminación letal a un elevado número de operarios. Por los trabajadores alegamos contra Varta negligencia absoluta y atentado criminal contra los operarlos y optamos demandar judicialmente a la misma».Varta Baterías es una empresa multinacional alemana con factorías en la mayoría de las naciones europeas. Inaugurada en 1974, la factoría burgalesa cuenta con unos 250 trabajadores que se dedican fundamentalmente a fabricar baterías, utilizando el plomo como materia prima, que es altamente tóxico y muy difícil de eliminar por el organismo humano.
Sin embargo, la empresa ha contestado a estas acusaciones en una nota pública firmada por su Dirección General y que constituye la única toma de postura de Varta en este tema: Según señala la nota, «desde el comienzo, la empresa ha sometido al personal a todos los análisis y reconocimientos legales establecidos sin que aparecieran en los mismos indicios de riesgo, pero sin que se comprobase la existencia de enfermedad profesional alguna.
Ante esta situación la dirección, al tiempo que exigía a los obreros el cumplimiento de las medidas de seguridad, emprendía, según el comunicado, «obras de mejora en sus instalaciones». En el transcurso de las obras se hicieron nuevos análisis al personal que dieron resultados sensiblemente mejorados.
Por su parte, los trabajadores mantienen la actitud de paro (que se prolonga ya desde primeros de septiembre, únicamente interrumpido por una corta reincorporación para efectuar nuevas mediciones ambientales) fundada en cuatro razones: 1.º El hecho de que hayan surgido nuevamente casos de presaturnismo (enfermedad profesional producida por emanaciones de plomo). 2.º La negativa de la mutua aseguradora a dar la baja a tres productores con más de ochenta unidades de plomo en sangre. 3.º La negativa de la empresa y de la Delegación de Trabajo a entregar a los trabajadores las mediciones ambientales primera y tercera, y 4.º La insuficiencia de las reformas realizadas hasta la fecha para garantizar un estado ambiental no superior a lo establecido por la legislación laboral.
Estas razones están analizadas y expuestas en el citado Sumario Analítico, cuando se señala que de las mediciones conocidas se concluye que en la empresa existe «peligrosidad, riesgo de intoxicación y contaminación» y todo ello desconocido por la mayoría de la plantilla, según el sumario.
En efecto, como indican los resultados de la medición efectuada en febrero de este año (las otras mediciones no han sido entregadas a los trabajadores porque, al parecer, contienen resultados excesivamente altos), existe peligro de inhalación de plomo en el 75 por 100 de los puestos de trabajo. Por otra parte, la mayoría de la plantilla superaba los índices de toxicidad establecidos legalmente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.