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Portugal, hacia el pluralismo sindical

El Gobierno de Mario Soares decidió, tras una reunión que duró hasta la madrugada, derogar la ley de «unicidad sindical», que reconocía a la Intersindical Nacional como única confederación de los sindicatos portugueses. En la misma reunión, el Gabinete minoritario socialista fijó importantes medidas laborales regular las condiciones de trabajo, entre ellas las causas del despido justo. Según la reglamentación ahora aprobada, redactada en términos especialmente duros, las faltas reiteradas al trabajo, las lesiones al patrimonio de las empresas, la desobediencia a las autoridades empresariales, el secuestro de personas y la retención de bienes serán causas de «despido justo».Estas medidas, que suponen la concreción del, discurso de Mario. Soares en la televisión hace unas semanas, representan un cambio sustancial en las relaciones laborales lusas, radicalmente alteradas, después del 25 de abril de 1974. Desde el punto de vista ideológico, el Gobierno socialista las justifica por «el estado de crisis de la economía» y por la «necesidad de disciplinar el mundo del trabajo».

La derogación de la ley de unicidad sindical aprobada por el Consejo de la Revolución el 30 de abril de 1975, en plena era gonzalvista, aunque no constituye una sorpresa, pues Mario Soares la había anunciado ya varias veces, levantará nuevos problemas en el mundo laboral. Los comunistas eran y continúan siendo los mayores defensores de esta ley, que establecía la existencia de una sola central sindical, cuyo secretariado nacional dominan completamente, además de la mayoría de los cuadros de la organización. Al ser derogada la ley, la Intersindical queda sin apoyo legal, aunque eso no significa su ilegalización.

Por el momento, los partidos políticos no han manifestado deseos de constituir nuevas centrales sindicales, pero, en virtud de la Constitución, causa última de la derogación de la ley de unicidad, desde este momento pueden formarlas. Dejando aparte a los comunistas cuya posición será la de continuar con la Intersindical tal como está, parece comprobado que los socialistas, al menos por el momento, están más empeñados en tomar el poder desde dentro, es decir, en desbancar al actual secretariado, que en formar una nueva central. Ello no significa que en los próximos meses los socialistas no cambien de línea, y su Congreso, a finales de este mes, dirá con seguridad una palabra sobre el asunto. Los partidos situados a la derecha de los socialistas, -cuya fuerza sindical es reducida, excepto en el norte, se plantean ya la formación de una o varias centrales. El pluralismo sindical puede, pues, ser un hecho en los próximos meses.

El Gobierno dio a conocer también decretos fijando el horario nacional de trabajo, entre cuarenta y cincuenta horas semanales, limitando el número de horas extraordinarias (10 por 100 del total) y eliminando las «remuneraciones complementarias» que excedan al 50 por 100 del sueldo base .

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