_
_
_
_

Sesenta y cuatro estudiantes heridos en la Autónoma de Madrid

Tres universitarios gravemente heridos, once más con lesiones de distinta consideración y cincuenta con heridas leves fue el resultado del derrumbamiento de una antesala contigua a la secretaría de la Facultad de Filosofía de la Autónoma que, poco antes del mediodía de ayer, se abatió sobre el piso inferior, abarrotado de estudiantes.

Gran parte de los heridos regresó a sus domicilios poco después de recibir asistencia sanitaria en varios centros sanitarios madrileños, si bien 14 de ellos quedaron internados en el departamento de Traumatología de La Paz.El siniestro sobrevino mientras un centenar de estudiantes, que ocupaban la sala de ventanillas de la secretaría, esperaban su turno para formalizar las matrículas del nuevo curso. En la antesala se había entornado la puerta para regular el acceso y una alargada hilera de estudiantes, en fondo de a cuatro, recorría varias estancias hasta la puerta de la Facultad. La cola ascendía desde la planta baja, donde se encuentra el salón de actos, hasta la entreplanta, sobre la que estaba instalada la dependencia afectada por el derrumbamiento. La Facultad albergaba entonces unas 2.000 personas.

Muy poco antes de las 11.30 de la mañana el bedel Crescencio Serrano -que permanecía en el vestíbulo del salón de actos- apreció que del techo caían fragmentos de pintura y yeso sobre el suelo. En la estancia se encontraba una joven, que fue retirada por él inmediatamente, cuando gran parte de los cascotes se vencía sobre el piso envolviendo a cuarenta o más universitarios; violentamente abatidos hacia el piso inferior en medio de un estruendo de gritos y cascotes al caer, muchos estudiantes abandonaron el lugar con presteza mientras decenas de ellos quedaban tendidos en el suelo inconscientes. El fragor del derrumbamiento y la precipitada salida de los estudiantes que ocupaban zonas contiguas se vio incrementado por la súbita rotura de varias tuberías de agua que, con profusión, comenzaron a verterla sobre la estancia afectada.

Pánico

Cientos de estudiantes se arremolinaron junto a la escalera para abandonar la entreplanta, y por su anchura angosta se arracimaban en grupos prietos que quedaron bloqueados entre el pánico y la imposibilidad de descender. Los atropellos se sucedieron, también sobre la planta baja, cuando los primeros heridos intentaban salir del recinto en medio de apretados núcleos de estudiantes que forcejeaban, igualmente, para desalojar la Facultad.

En instantes, varios universitarios y ordenanzas penetraron en el vestíbulo siniestrado y prestaron primeros auxilios a los lesionados. Los gritos de histeria continuaban sobre este lugar, pero pudo improvisarse un mínimo principio de orden. Se organizó un rudimentario sistema de evacuación de los heridos y a los curiosos que acudían a presenciar de cerca los acontecimientos se les asignaba el traslado de algún lesionado que no podía valerse. Cogidos por los hombros, muchos heridos fueron llevados hasta el salón, de actos, donde se había establecido un primer cuartel general. Allí, un joven universitario, E.F.P., reconoció a los enfermos que despertaban más cautela.

Entre éstos se encontraban tres chicas, alguna de las cuales fue transportada, a la sillita de la reina, en estado semi-inconsciente. Otra de ellas, que intermitentemente recobraba lucidez, presentaba fractura abierta de la pierna izquierda y desde el salón de actos se pidieron varias tablas para trenzárselas a la pierna con cinturones. Una tercera estudiante, seriamente dañada en la cabeza, vomitaba frecuentemente y realizaba grandes esfuerzos para articular frases.

Tanto el decano del centro, Pedro M. Montávez, como el secretario, señor Meseguer, se habían incorporado a las tareas de asistencia tiempo antes, mientras el rector de la Autónoma, profesor Nieto, recorría el salón de actos tratando de confeccionar una lista con las identidades y los domicilios de los heridos.

Traslado

Al poco, penetraron en el recinto varios camilleros y se colocó a los cuatro heridos más dañados sobre las literas. La situación comenzaba a despejarse en el interior de la Facultad, si bien en las inmediaciones de la puerta de acceso más de 600 estudiantes, que se habían visto en grandes dificultades para abandonar el recinto a causa de unas verjas de hierro que cubren sus ventanas, proferían gritos pidiendo la presencia del rector.

Se arrancaron varias verjas y en el exterior la excitación bullía progresivamerite, a medida que las camillas atravesaban la puerta con algún herido más. Tres jeeps de policía armada se acercaron a la puerta y de su interior descendió un oficilal, provisto de un megáfono, que pidió cortésmente a los estudiantes que facilitaran las tareas de evacuación. Requirió, asimismo de los asistentes que templaran su excitación, y sus hombres permanecieron por las inmediaciones. Entretanto, los bomberos examinaron la zona siniestrada con el fin de atajar eventuales derrumbamientos y su inspección contribuyó a tranquilizar a los universitarios.

Poco a poco, la situación había ido remitiendo y, después de las 12.30 del mediodía, casi todos los afectados habían sido evacuados a diferentes centros sanitarios. Un grupo recibió asistencia en el Hospital Psiquiátrico Alonso Vega; dos jóvenes en la clínica de la Cruz Roja de Reina Victoria; una joven en la Residencia Sanitaria Francisco Franco, y el resto, hasta 61, había acudido a La Paz.

Dentro de la Residencia General quedaron ingresadas Rosario López García, con fractura de la base cervical; Paloma Aranjuez, con fractura bimaleolar; Rosa Barco, con fractura de la vértebra duodécima dorsal, escafoides y cuboides tarsiano; Silvia Segovia, con fractura de la segunda vértebra lumbar. Asimismo, quedaron alojados en la Residencia General, Pablo Castejón, al que se diagnosticó posible fractura de cadera, fractura de pómulo y shock; Alma Infante, con rotura de peroné; Petra Aragonés, con fractura de la primera vértebra lumbar, y María Luisa Lascurai, con fractura abierta de pierna.

En el centro de Rehabilitación y Traumatología de La Paz fueron internadas Pilar Arias, con contusión torácica; Pilar Jabardo, con fractura de pubis y contusiones; Concepción Abad, que permanece en observación, y María José Martín Hervás, con conmoción cerebral. También en este centro ingresaron Gonzalo Díaz del Junco, que sufrió también conmoción cerebral, y Jesús María Gómez-Ventero, que sufre traumatismo abdominal y contusión lumbar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_