El trazado de la "Autovía Ronda II", de Burgos, puede destruir el parque de Fuentes Blancas
Mientras los concejales y el alcalde de Burgos reiteran su apoyo al actual trazado de la Ronda II, señalando, además, la urgente necesidad de su construcción para que quede inaugurada antes de marzo del 78, y la empresa concesionaria del proyecto ha comenzado ya las obras en la parte de Fuentes Blancas, derribando, incluso, algunos árboles, la comisión ciudadana que sigue denunciando la posible eliminación del parque con la construcción de la autovía, ha hecho público un nuevo comunicado en el que se saca a la luz un decreto del año 1967 del Ministerio de Educación y Ciencia, por el que se declaran conjunto histórico-artístico las principales zonas verdes de la ciudad.
Estas zonas quedan bajo la tutela del Estado con la más estricta obligación de observancia por parte de cualquier autoridad con respecto a ellas de las leyes del Tesoro Artístico, Municipal, del Suelo y de Ordenación Urbana, lo que, prácticamente, haría intocable los parques en peligro.Pero el principal parque natural de Burgos, Fuentes Blancas, está en peligro. Si la autovía Ronda II se lleva a cabo por el trazado aprobado oficialmente, uno de los mejores conjuntos paisajísticos de España -perfecta unidad ecológica con el río Arlazón- puede, prácticamente, desaparecer. Esto -que ya lo denunciaron hace más de un año algunos burgaleses- lo confirman ahora un buen número de asociaciones de vecinos, asociaciones de mujeres, entidades culturales y profesionales (desde AUPEPM, hasta el Instituto Regional Castellano Leonés), unidas para formar una comisión ciudadana, cuyo objetivo primordial es, precisamente «salvar Fuentes Blancas», impidiendo el actual trazado de la Ronda II.
Las posiciones
Después de la reunión mantenida entre representantes de la Dirección del Patrimonio Histórico Artístico, de la de Carreteras y del Ayuntamiento, el asunto ha quedado pendiente directamente del dictamen del Ministerio de Obras Públicas. En esa reunión se defendieron las mismas posturas que se habían venido exponiendo durante las últimas semanas. Fernando Chueca, subcomisario del Patrimonio Artístico, señaló la tesis de que la autovía rompe la unidad ecológica de Fuentes Blancas, por lo que habría que desviar la Ronda, o por detrás de la Cartuja de Miraflores o por la margen derecha del río Arlanzón. El Ayuntamiento y la Dirección General de Carreteras mantuvieron que la repercusión de la carretera sobre el parque es mínima y que, en todo caso, existen garantías para solventar las posibles incidencias sobre el parque. El Ayuntamiento señaló, también, que la posible desviación por la margen derecha del río traería como consecuencia un retraso mínimo en las obras de cuatro años, además de una serie de trámites expropiatorios sobre fábricas y zonas residenciales que el concejo no garantizaba. Delante de estas precisiones los representantes de la Dirección General de Carreteras advirtieron que el retraso podría impedir la realización del proyecto, puesto que las posibilidades presupuestarias se destinarían a otros proyectos pendientes. En estos momentos, a falta del dictamen directo del MOP el, Ayuntamiento sigue haciendo responsable del retraso en las obras a los impugnadores: la Dirección General del Patrimonio Histórico Artístico y la Comisión Ciudadana.La polémica en torno al tema surgió, precisamente, cuando un grupo de profesionales, actualmente integrados en la Comisión Ciudadana -apoyándose en un documento de la Dirección del Patrimonio Artístico, en el que se señala que el proyecto oficial de la Ronda II no debía ser aprobado, puesto que con su trazado y su zona de influencia anula los principales parques de la ciudad- pretendieron levantar un clamor ciudadano, precisamente para evitar la destrucción de Fuentes Blancas. A partir de este llamamiento se formó la Comisión Ciudadana que desde sus primeras declaraciones y documentos afirmó que no pretendía negar la necesidad de una autovía -evidente ante el agobio del tráfico, resultado de una deficiente gestión urbana y viaria-, sino la impugnación del actual trazado por atentar contra la integridad ecológica de Fuentes Blancas.
La respuesta del Ayuntamiento a estas alegaciones se basa en su criterio, de que la Ronda no va a destruir el parque y en el hecho de que la actual impugnación se hace fuera del plazo legal, con lo que no tiene validez jurídica.
La autovía Ronda II forma parte, junto con la autopista Burgos-Malzaga, de un proyecto completo dentro del Plan General de Burgos. En este plan, aparece bajo la denominación de «autovía del sur», entendida como apoyo para la comunicación de los núcleos urbanos, es decir como una vía urbana. Ahora bien, al no haber construido todavía la autopista del norte -que recogería el tráfico de la carretera de Valladolid, él más intenso de la ciudad procedente del exterior- se hace asumir a la Ronda II una triple función: circunvalación, supliendo a la autopista del norte; vía urbana, canalización de la circulación nacional hacia la autopista Burgos-Malzaga, y vía de comunicación entre los barrios y los parques de la ciudad.
Este hecho es también denunciado por la Comisión Ciudadana, puesto que el trazado oficial confunde «comunicaciones cuantitativa y cualitativamente distintas. No tiene el mismo carácter, y, por tanto, el diseño no lo tiene que asumir y reflejar así, una autovía de alta velocidad que comunica una autopista con una carretera de tráfico tan intenso como veloz, que una vía de unión entre un barrio y un parque». Sin embargo, esta argumentación es contestada por el Ayuntamiento, puesto que según el Plan General, la Ronda II adquirirá su verdadera función cuando esté culminado ese Plan. En la reunión conjunta Ayuntamiento-Comisión, celebrada el 3 de septiembre, no se pudieron fijar cuántos años o decenas de años tardaría todo el plan viario en llevarse a cabo. Para entonces posiblemente no exista Fuentes Blancas, si se lleva a cabo la actual Ronda, y el agobio de tráfico será prácticamente el mismo que en la actualidad.
Posibles explicaciones
El Ayuntamiento, esgrimiendo que todas estas alegaciones llegaban fuera del plazo legal, insistía en que la Comisión Ciudadana debería elaborar un proyecto alternativo, si no estaba de acuerdo con el oficial. La Comisión, que justifica el retraso del su actuación por la inexistencia de información real y la presencia de una información adjetivada a priori y llena de claros matices triunfalistas, estima que deben ser los propios organismos de la Administración los que elaboren la alternativa, una vez demostrados los fallos del proyecto. Lo que la Comisión ofrece, junto a la exigencia de la revisión parcial del Plan General, son unas ideas generales coincidentes con las de la Dirección General del Patrimonio Histórico-Artístico en el sentido de que la Ronda II debería desplazarse detrás de la Cartuja de Miraflores, en una zona carente de árboles. Afirma la Comisión Ciudadana que la revisión parcial se puede llevar a cabo en muy poco tiempo, y que no implicaría un retraso superior a tres meses. Según opina la Comisión Ciudadana, el hecho de que también la desviación por detrás de la Cartuja de Miraflores pueda afectar a un club de tenis privado; el hecho de que la desviación por la margen derecha del río pueda afectar a otro club de recreo privado El Soto, y el hecho de que ambos clubs privados tengan relación directa con personas ligadas a la Administración local, puede dar base a una explicación sobre los retrasos y negativas a posibles trazados alternativos al oficial, y a la acérrima defensa por el Ayuntamiento de un proyecto para la Ronda II, que, parece, puede destruir un parque inmenso y público.
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