Paro en la cuenca minera asturiana

En señal de duelo por la muerte de dos compañeros de trabajo y como protesta por la falta de seguridad en los pozos, ayer pararon la casi totalidad de las explotaciones mineras.

El accidente que costó la vida a Celso Díaz, 33 años, casado y con un hijo, y a José Luis Iglesias, 53 años, casado y con dos hijos, se produjo a las cinco de la tardé del pasado martes en el pozo Entrego, de Hunosa, al derrumbarse la galería en la que trabajaban. El primero, rescatado con vida cinco horas más tarde, falleció en el hospital al día siguiente.

A pesar de la lluvia iniciada a la misma hora del entierro, unas 5.000 personas acudieron ayer tarde a la iglesia de El Entrego, de donde partió el duelo. Ochenta coronas, muchas de ellas de Comisiones Obreras y UGT, acompañaron hasta el cementerio los ataúdes de los dos compañeros.

Terminado el acto se organizó una manifestación que con varias pancartas y a los gritos de «Hunosa, responsable» y «No más accidentes, más seguridad» recorrió la ciudad bajo una intensa lluvia sin que en ningún momento apareciese la policía. Al final del trayecto se celebró un mitin; intervinieron varios oradores, se exigieron responsabilidades por los accidentes ocurridos y se pidió la formación de comités de seguridad elegidos en asamblea por los trabajadores.

Por otra parte, en un escrito dirigido al gerente de Hunosa, los representantes de Comisiones Obreras y UGT de la minería denuncian públicamente a la empresa «por el continuo descuido y abandono de las condiciones de seguridad en las minas, que, de forma continuada, viene ocasionando estos accidentes mortales», y exigen que de inmediato se revisen éstas en todos los centros de trabajo, «denunciando, cuando sea preciso, a los responsables en los casos de negligencia».