Los rumores apuntan a un "fiel" de Giscard como sustituto de Chirac
Unos se enfadan, otros lo toman a broma, y, en general, los franceses, ayer, ya se manifestaban hastiados de tanta espera de una crisis política que nació hace dos meses, que se retrasó en un primer tiempo, parece ser, porque Giscard no quiso dejarse presionar por la UDR, gaullista, y que, después, se ha espaciado no se sabe bien por qué. Lo cierto es que «en estos tiempos de rumores y de revoluciones de palacio, los franceses preferiríamos más franqueza y claridad y menos novelas-folletón de verano», comentaba anoche un observador que resumía con gran aproximación el sentir general.Normalmente el desenlace debiera conocerse hoy, al terminar el Consejo de Ministros, tanto por lo que concierne a la suerte de Chirac, como a la de su Gabinete. Normalmente también, se sigue apostando por la baja del primer ministro, pero a última hora no se excluía la eventualidad de un retraso de los acontecimientos, que naturalmente mejoraría la actualidad de la crisis.
Ya quedan pocos hombres de la clase política, viable, de la mayoría gubernamental, que no hayan pasado por las lenguas de los pronosticadores. Ayer, los chismes, jugaron a la sorpresa con los nombres de Jean-Jacques, Servan-Schreiber, del que aún no se había hablado, y, de nuevo, con el de Simone Veil, la ministro de la Salud, que el otro día afirmó, «aunque se me ofrezca el puesto de primer ministro, no lo aceptaré. Pero estoy a disposición del presidentente». Robert Galley, por pertenecer al gaullismo (hipoteca del giscardismo), pero por considerarse manejable, también volvió a subir al podium de la posibilidad de la gloria. Y además se pasó revista, desde Fourcade hasta Chaban-Delmas, a todas las «inquietudes de las ambiciones personales, de las frustraciones no menos personales y de los particularismos giscardianos».
Pero, a primeras horas de la noche, fuentes que debieran estar muy bien informadas, casi aseguraron que este miércoles el sufrimiento general se consumaría: Chirac dejará Malignon, Fourcade seguirá de ministro de Finanzas, porque la situación delicada lo aconseja, y el retrato-robot del nuevo inquilino de Matignon tiene las dos características siguientes: no es gaullista y es un hombre muy próximo a Giscard d'Estaing.
A partir de tal presupuesto, si el presidente lo desea, comentó alguien, es posible que el sucesor de Chirac sea Giscar d'Estaing, exageración que, como la mayor parte de las exageraciones, son generadas por las raíces de la verdad.
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