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Los casinos franceses ayudarán

La incidencia que sobre los casinos franceses podría tener la autorización del juego en España fue objeto en la primera quincena de mayo pasado de un estudio conjunto de empresarios turísticos franceses y españoles de la Administración y empresas privadas. Esta reunión estaba motivada en gran parte por la preocupación de los casinos franceses, quienes se alarmaron por la inminente puesta en práctica de la medida. Por lo que a la zona vasco-francesa se refiere «al principio -afirma el señor Otazu, creyeron que se les venía el mundo encima. Después llegaron y llegamos a la conclusión de que no va a ser tanto el perjuicio. El español no cree que hace turismo si no sale a un lugar donde se habla otra lengua y se puede gastar dinero libremente. Es más, la parte vasco-francesa va a resultar beneficiada con el casino de San Sebastián. Está perfectamente probado que los casinos de frontera son los que más producen, sobre todo debido a la idiosincrasia del jugador, que si ha perdido en una zona se pasa a la otra. Además la relación del casino de Biarritz con el de San Sebastián es totalmente amistosa. Existe entre nosotros un jumelage (especie de intercambio concertado de clientes o turistas) con organizaciones conjuntas, y una vez establecido el juego espero que continúe entre las dos ciudades esta estrecha armonía».De esta misma opinión es el director de relaciones del casino de Biarritz y de todos los casinos de la Costa vasco-francesa (cinco en total), señor Paul Barriere, quien ha manifestado a EL PAIS que está totalmente a favor de los juegos legalizados en España y está dispuesto a prestar cualquier ayuda a los españoles si éstos se lo piden. «No consideramos la autorización del juego en España un perjuicio para nosotros -ha dicho-. Existe autorización en varios países y, sin embargo, la gente se marcha a otros sitios, sobre todo fronterizos, porque quiere jugar fuera de su país por las razones que sean». Refiriéndose a las relaciones con San Sebastián, el señor Barriere las considera como «relaciones de hermandad que por ahora promocionan la cooperación y que tiene mucho interés en que se instale cuanto antes el juego». El día que esto suceda, sería muy interesante promocionar conjuntamente toda la costa vasca, francesa y española.

El director del casino de Biarritz considera que la ley francesa de juegos es muy dura pero necesaria y que esa misma legalización debería tener España. «Soy de la opinión -hadicho- de que no se puede dejar el juego a la libertad de cad a cual o a la clandestinidad. Estoy contra el juego norteamericano, no contra el tipo de juego, sino contra el principio que se sigue para organizarlos. En América, la ley la marcan los casinos, pagan impuestos a «forfait» (tipo de concesiones). Esto al que menos beneficia es al cliente. La ley francesa, salvando las naturales diferencias, se podría aplicar a España».

«Los jugadores españoles -alrededor de un noventa por ciento de los clientes del casino de Biarritz son españoles, y en él y en otros casinos de Francia se dejaron el pasado año unos 200 millones de pesetas- no son por lo general jugadores fuertes, pero sí numerosos y frecuentes en Biarritz». Según el director d el casino de Biarritz, los jugadores más fuertes son los ingleses o americanos. «Nos interesa, sin embargo, mantener la clientela española, entre otras cosas, porque aquí el español no es extranjero, y no tenemos ningún incidente con jugadores españoles». En definitiva, estamos dispuestos a prestar todo tipo de ayuda técnica y financiera a los casinos españoles, especialmente al de San Sebastián, cuando la ley lo permita y los grupos españoles interesados nos la pidan».

Los jugadores españoles tienen además otras razones para salir a jugar al extranjero. Los que acuden por ejemplo al casino de Biarritz, piensan que tendrían que seguir viniendo, aunque se permitiera el juego en España, ya que en caso de perder grandes cantidades en los casinos españoles, tendrían que justificar ante Hacienda y ante la sociedad de dónde procedían esos ingresos. Esta seria una difícil papeleta. En definitiva, tanto en la costa vasco-francesa como en la vasco-española, existen grupos interesados en que se autorice el juego en España, primero porque éste supondría un ejercicio de la libertad humana, -y en segundo lugar, porque aportaría grandes ventajas de tipo material y económico a determinadas manifestaciones sociales. No sería una panacea, sobre todo para el descalabro turístico, pero ayudaría a reactivar un sector que en los últimos tiempos se encontraba en declive.

En los casinos, nadie habla de política, nadie habla de tensiones sociales, nadie habla de problemas personales, se juega. Este juego es posible gracias al croupier, uno de los empleados del casino más popular, un empleado al que se le paga el sueldo mínimo y el resto lo cubre con las propinas. En San Sebastián también se ha pensado en establecer una escuela de croupieres. Uno de los maestros de croupieres puede ser don Leandro Dendariarena, antiguo empleado del Gran Casino de San Sebastián «Estaría dispuesto a prestar mis servicios, al igual, creo yo, que todos mis compañeros. No tendría inconveniente en ser profesor en caso de formar una escuela en San Sebastián. Soy un entusiasta y un enamorado del juego», dijo a EL PAIS.

Don Leandro Dendariarena se inscribió en la escuela de croupieres de San Sebastián a los 17 años y conoció los tiempos de la belle epoque del Gran Casino, «aquellos vestidos suntuosos de la grandeza de España, y salones perfumados de tabaco americano, aquellos locales por donde pasó todo lo selecto de lo mundano, hasta las mujeres de Montecarlo que venían con sus amigos». Conoció con pena el cierre del casino y tuvo que dedicarse a otro trabajo. «Los croupieres del Gran Casino de San Sebastián teníamos tal solvencia q ue no tuvimos dificultades para ser admitidos a otros trabajos (banca, administración, comercio, profesiones liberales). No se nos pudo achacar de poco honrados. El concepto de empleado del casino de San Sebastián fue único. Eramos trabajadores, y no unos pagados al servicio del vicio. Estábamos sometidos además a una reglamentación muy estricta».

El señor Dendariarena está, por supuesto, a favor de la legalización del juego en España y ha coincidido con el ministro de Información y Turismo, incluso antes de las declaraciones de éste, en señalar que el juego en -España no se autorizará antes de dos años.

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