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En marcha otro "contrato del siglo", por 13.000 millones de dólares, entre Irán y EEUU

El señor Kissinger, cuyas innumerables idas y venidas internacionales han tenido siempre, aparentemente, el propósito supremo de la «guerra o la paz», parece ahora decidido a terminar su trabajo al frente de la secretaría de Estado norteamericano con un simple viaje de «negocios».

Claro está que se trata de un negocio de 13.000 millones de dólares. Por esa cantidad, por lo menos, es que se están ultimando los detalles de un acuerdo entre el Irán y dos compañías de petróleo de los Estados Unidos para la adquisición, por Teherán, de equipamiento militar a cambio de crudos. Los resultados reales de las conversaciones del señor Kissinger con el sha Reza Pahlevi pueden, pues, contribuir a modificar sustancialmente el cuadro estratégico del Oriente Medio y de parte de Asia.Negociaciones muy avanzadas

Las negociaciones, iniciadas hace cinco meses -y mantenidas en la mayor reserva por ambas partes- se encuentran ya en una etapa muy avanzada. En la discusión del convenio intervienen la Compañía Nacional de Petróleo de Irán, la New England Petroleum Company (NEPCO), y las Ashland Oil Us. Según algunas versiones que desde hace varias semanas circulan por Washington, los iraníes están interesados en llegar a un arreglo antes de las elecciones norteamericanas. Las principales trabas que se han presentado hasta el momento surgen del precio que Washington trata de asignarle al petróleo del Irán, no muy objetado en principio por Teherán. pero sí por la OPEP, cuyos miembros temen que los precios «políticos» que se suelen fijar en acuerdos de esta naturaleza puedan -como ya sucedió a raíz del tratado entre Moscú y Washington de noviembre de 1975, sobre suministro de cereales y de petróleo- romper el cartel petrolero, también político, de la organización tercermundista. En ese aspecto, un funcionario venezolano ligado a le OPEP. sufrió recientemente que «el contrato de los Estados Unidos con la URSS, unido ahora al de Washington-Teherán podría provocar, en los próximos dos años, una caída del 15 al 20 por 100 en los precios de la OPEP». Este «negocio» al que el señor Kissinger dedica su atención tiene por lo tanto bastante que ver con la «guerra y con la paz».

Adquisición de F16

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El viceministro de Guerra del Irán, general Toufanian, volvió a declarar la semana pasada que su país importará 300 aviones de guerra F -16, que le serían entregados por la empresa General Dynamics. De acuerdo con las bases del convenio que se está redactando para la compra del petróleo, esta compañía formaría un trust con la Ashland Oil y la New England Petroleum, el 25 por 100 de las acciones del trust sería posteriormente vendido al Gobierno de Teherán.

A comienzos de junio, los fabricantes del F-16 manifestaron sus dudas en cuanto a la capacidad compradora de material militar por parte de Teherán, e incluso se desinteresaron de las negociaciones en curso. A la vez, algunos círculos políticos norteamericanos objetaron el armamentismo «iraní». Pero en ese momento empezaron a disminuir las exportaciones de crudos canadienses a los Estados Unidos, lo que alarmó a las grandes industrias de la costa Este, que presionaron sobre la General Dynamic y el Departamento de Estado para que los contactos con Teherán fuesen reanudados. No cabe duda de que el viaje de Kissinger responde en buena medida a esas presiones, más efectivas que nunca en vísperas de elecciones.

Resta por conocer aún la cantidad de petróleo que Irán entregará a la Ashland y a la New England Petroleum -por medio de la General Dynamic- para pagar los 300 F-16. En Washington se habla de un total de 300.000 a 400.000 barriles diarios, durante diez anos. Tampoco se sabe con seguridad qué otra clase de equipo militar, aparte de los E- 16, estaría dispuesto a comprar Irán, ni qué concesiones en materia de importaciones de equipos de guerra, hoy provenientes de Europa occidental, le haría Teherán a Washington. Pero en ese aspecto hay ya un dato llamativo: la prensa iraní, que suele actuar como «portavoz» del Gobierno, acaba de informar que Irán ha abandonado su proyecto de comprar 18 turbotrenes a Francia por un valor de 130 millones de dólares. De acuerdo con los insinuados por el director del ferrocarril estatal, Khorsow Pakdam, que hizo ese anuncio, Irán también trataría de obtener de los Estados Unidos ocho reactores nucleares. Al señor Kissinger no le faltan, seguramente, motivos para sentirse satisfecho de su encuentro con el Sha.

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