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Reportaje:

Los grifos de Alcalá de Henares dan barro en vez de agua

El abastecimiento de agua a los pueblos del corredor Madrid-Guadalajara ha sido desde hace mucho tiempo problema que parecía insoluble. Estos días atrás se ha visto agravado al llegar el agua hasta los hogares de los alcalaínos mezclada con tierra en gran cantidad. Se han arbitrado soluciones de emergencia, pero la definitiva no llegará antes de que sea construida la presa de Beleña.

Barro en vez de agua. Este es el resultado que obtienen los habitantes de Alcalá de Henares cuando giran sus grifos en busca de qué beber o con qué lavarse.Todo comenzó a ocurrir, aunque no por primera vez, ya que existen varios antecedentes, a raíz de la tormenta que descargó sobre la zona central de la península el pasado día 10 de este mes. Como consecuencia de ello, las aguas de Sorbe -río del que se abastece todo el corredor Madrid-Guadalajara- se enturbiaron y llenaron de tierra y en estas mismas condiciones llegan, a través de todas las conducciones de distribución, hasta los hogares de la población.

A falta de la construcción de la presa de Beleña, la única forma de suministrar el suficiente caudal de agua a Alcalá consiste en tomarla directamente del cauce del río, por medio de una serie de bombas. Los elementos arcillosos en suspensión dentro del agua no son, a juicio de los técnicos, decantables, por lo que, a pesar de los filtrados y depuraciones que se hacen, no es posible eliminarlos. El resultado ya lo conocemos: barro en vez de agua.

La presa de Beleña

Los problemas de agua para Alcalá de Henares vienen prácticamente desde siempre, según afirmó el propio alcalde, Fernando Sancho, en el curso de la rueda de prensa que se celebró el pasado día 27 -ver EL PAIS de ayer-. No fue antes de 1947, en que la población censada llegaba sólo a los 15.000 habitantes -hoy tiene cerca de 120.000- cuando se consiguió inaugurar la distribución de aguas del río Sorbe. Hasta entonces, la única conducción era la conocida como viaje de Villamalea, lo que permitía a muy pocas casas tener agua corriente. Los aguadores prosperaban en su negocio y el ir a por agua a la fuente era labor diaria de los alcalaínos.Pero esta inauguración se hizo a sabiendas de que se trataba de una cosa provisional. La solución definitiva no podía llegar si no se contaba con una presa que almacenara el agua suficiente para las localidades del corredor y permitiera evitar enturbiamientos como el que ahora sufre Alcalá.

La realización de la presa, enclavada en el término de Beleña de Henares, pareció llegar por fin con la aprobación, por el Ministerio de Obras Públicas, del Plan de Abastecimiento de Agua a Guadalajara y pueblos de la zona. Esto ocurría en el año 1966 y de él se beneficiaban, además del mismo Alcalá y de Guadalajara, los pueblos de Humanes, Yunquera, Fontanar, Alovera y Azuqueca.

Las obras se adjudicaron a la empresa Portolés, que comenzó la construcción de la presa. Pero esta misma empresa, ya en el año 1973 y con la obra a medias, suspendió pagos e inmediatamente se paralizó la realización en marcha.

Se piden soluciones

Desde entonces, cada vez que caía una tormenta en la zona, los vecinos de Alcalá tenían que ver cómo, aunque por corto espacio de tiempo, en vez de agua tenían barro. Pero la tormenta del día 10 coincidió con que ICONA había realizado una serie de replantaciones en las márgenes del río Sorbe, con lo que la fuerte lluvia caída arrastró tal cantidad de tierra que, al ser recogida el agua directamente del cauce del río, era imposible su sedimentación.Pero a los vecinos, como dijo el concejal Abel Cádiz, no les interesan los motivos, sino, simplemente, las soluciones. Desde que se paralizaron las obras de la presa, el Ayuntamiento de Alcalá y la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, encargada del suministro, han hecho toda clase de gestiones cerca del Ministerio para que éste pusiera por fin remedio a la situación. Pero todas ellas se encontraron con la barrera de la burocracia administrativa. Se llegó a pedir, por parte de la Mancomunidad, la construcción de una presa de tierra, que, en opinión de los técnicos, es más barata y de realización mucho más rápida que una convencional. El proyecto, por lo visto, sigue perdido en algún despacho del Ministerio.

Mientras tanto, el Ayuntamiento de Alcalá celebró anteayer un pleno, en el que se debatió el tema del agua. Para ver qué decidía la Corporación, el salón de sesiones se llenó a rebosar: los vecinos le habían pedido al alcalde la creación de una comisión mixta Ayuntamiento-vecindario, en el seno de la cual se tratara el terna y se intentara llegar a soluciones concretas, tales como la instalación, en cada uno de los barrios de la ciudad, de unos depósitos de agua que aseguraran un abastecimiento de agua potable.

El alcalde le explicó al pleno y, por añadidura, a los asistentes, la inviabilidad legal que existe para la creación de una comisión de estas características, si bien se estudiaría una fórmula adecuada a los intereses del vecindario.

Pero había que beber agua y que lavarse y esto no se puede hacer al precio de diez pesetas por litro de agua embotellada. Por ello, el Ayuntamiento prometió, a través de un bando hecho público el día 26, «la búsqueda y puesta en funcionamiento de cuantas fuentes públicas puedan habilitarse, procedentes de conducciones ajenas a la del río Sorbe; la instalación de cisternas de agua clara y potable, para que el vecindario pueda surtirse de la necesaria a los más indispensables usos domésticos, durante el tiempo que duren las circunstancias anormales; el mantener en servicio la conducción de aguas del río Sorbe con el fin de ser utilizada para el arrastre de alcantarillado, riegos, posible extinción de incendios, etc, y la constante y rigurosa vigilancia de las condiciones sanitarias de las aguas que en todo caso se suministren».

Pero a pesar de estas medidas, que sólo pueden ser de emergencia, los ciudadanos de Alcalá de Henares siguen corriendo el riesgo de ver cualquier día cómo vuelve a salir por sus grifos barro en vez de agua, que es lo que a fin de cuentas esperan.

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