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"Le dije a Carter que no quería realizar funciones decorativas en las ceremonias"

Walter Mondale es representante por el estado de Minnesota desde el año 1964, cuando fue llamado a cubrir el hueco que dejó Hubert Humphrey al ser escogido por Lyndon Johnson para ser vicepresidente de Estados Unidos. Ahora, Mondale sigue los pasos de Humphrey, después de haber sido nombrado candidato a la vicepresidencia en el equipo electoral del Partido Demócrata, junto a Jimmy Carter, que fue Gobernador de Georgia.La primera pregunta que se le hace a Mondale es sobre si espera superar, y cómo, los recelos que, al parecer existen en el Sur debidos a su talante liberal y a su modo bastante abierto de entender las cosas.

Siempre tuve respeto por el Sur

-Bien, en primer lugar estimo que las actitudes que he adoptado en tantas ocasiones se corresponden con las necesidades de Estados Unidos y también con las necesidades y aspiraciones del Sur del país. Por ejemplo, yo he pasado bastante tiempo dedicado a los problemas agrícolas y, además, me encuentro dentro de las necesidades e intereses que tienen los granjeros. Creo que esto es en sí mismo muy importante. También he trabajado mucho en cuestiones de educación y de problemas humanos diversos, cuestiones que son tan importantes en el Sur como en otra parte. Creo que mis buenas relaciones con los notables del Sur, con los representantes y los senadores, se han puesto de manifiesto a lo largo de la campaña electoral-¿Desea usted que compañeros demócratas del Sur le acompañen en sus viajes por la región?

-Bueno, no he puesto a punto una táctica en esta cuestión pero resulta que ellos son personas muy influyentes y por eso ocupan la posición que ocupan. Creo que ellos hablan a sus amigos y a sus vecinos de mí y les dicen que trato de comprenderles y de respetar sus ideas.

-¿Le gusta la sémola?

-Me gusta, condimentada o sin condimentar.

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-Hay indicios según los cuales los republicanos piensan utilizarle como plato para tiro al blanco en el curso de la campaña. ¿Tiene usted miedo de eso?

-No tengo miedo. Nosotros hablaremos de los problemas reales del país, de sus soluciones posibles y de las esperanzas de los americanos. De sus deseos para que exista un mayor nivel de moralidad en el Gobierno, de que el Gobierno obedezca a las leyes, de que trabaje y de que se ocupe del pueblo, de que responda a sus necesidades. Pienso que eso es lo que el Congreso espera de mí y me considero dentro de la principal corriente de aspiraciones de la vida americana y del Partido Demócrata, y todo esto creo que es un haber muy importante que tiene el equipo presidencial de mi partido. Me gustaría mucho que el gobernador Carter ganase.

-Carter dijo repetidamente que no pondría en cuestión el perdón de Ford hacia Nixon en el curso de la campaña electoral, sin embargo usted hizo referencia al perdón, y en un sentido contrarió, en la Convención demócrata de Nueva York.

-Verdaderamente este es un tema que me tienen preocupado desde hace mucho tiempo, cosa que dije en mi discurso en Nueva York. No es que yo intente dar largas al asunto. Me referí a ello de modo simbólico porque creo que es algo que pertenece a las preocupaciones de los norteamericanos, en modo alguno puse en cuestión las motivaciones de Ford al conceder el perdón a su antecesor en el cargo.

-¿Cree usted que Carter estaba disgustado con usted por hacer alusión a esta cuestión?

-Nunca hemos hablado de ello.

-En su discurso de aceptación de la nominación demócrata, Carter criticó a los que llevan a sus hijos a escuelas privadas cuando surgen complicaciones en el sistema de las escuelas públicas. Pero sus tres hijos irán a escuelas privadas, aunque fueran a escuelas públicas previamente en el mismo distrito. ¿Piensa usted llevarlos de nuevo a escuelas públicas?

-Déjeme clarificar esta cuestión de mi familia. Todos nosotros estamos a favor de la educación pública. Nuestros hijos han pasado mucho tiempo en escuelas y otras instituciones públicas, en escuelas integradas, de blancos y negros. Soy uno de los pocos senadores de Estados Unidos que deliberadamente metió a sus hijos en una escuela pública e integrada, en la que pasaron la mayor parte de su período escolar. Por supuesto que en los últimos años recibieron una educación privada, excepto mi hijo mayor que trabaja en un almacén de verduras, cosa que nada tiene que ver con los problemas de la integración escolar. Todavía se encuentran en clases integradas y yo querría que continuasen en ellas. No obstante, hemos pensado en sus necesidades educativas y en su preparación para ingresar en la Universidad. De hecho creo que pocos miembros del Congreso han hecho lo que yo hice en cuanto a enviar a los hijos a las escuelas integradas.

-¿Está usted tan nervioso como parecía en la primera conferencia de prensa en Nueva York después de que Carter le seleccionase como candidato demócrata a la vicepresidencia?

-Entonces acababa de estar con amigos míos y reconozco que parecía tan asustado como me hallaba en realidad. Es difícil explicar la tensión y el cambio total que experimenté en el espacio de una hora en la Convención. Porque no sabía si el gobernador Carter iba o no a escogerme para candidato. Los últimos días barrunté la posibilidad, pero no tenía la certeza. Y cuando el teléfono sonó, mi vida cambió radicalmente, desde ser un senador que se hallaba en un entorno completamente distinto y que conocía bien, a emprender una loca carrera al hotel para aceptar su petición de que interviniera a su lado en la candidatura demócrata. Por ello mi mente estaba llena de turbación, dándome cuenta de los cambios que se anunciaban para mí mismo, para mi familia, para mi vida, es natural que toda mi turbación se mostrase al exterior.

-¿Puso usted reservas para aceptar la oferta de Carter?

-Sí. Le expuse a Carter mi principal reserva. Dediqué mucho tiempo a leer las soluciones y los planes de Carter, y hablé con todo el mundo sobre él. Estoy contento porque pienso que Carter será un gran presidente pero no sé lo que él pensaba en cuanto a la función del vicepresidente.

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