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"No se hace la política internacional que se quiere, sino la que se puede"

La política exterior siempre habrá de ser eco preciso de las grandezas y desventuras de la comunidad nacional. Por ello, resulta una afirmación básica: no se hace la política internacional que se quiere, sino la que se puede, dijo ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, en su discurso de presentación del Tratado de España con los Estados Unidos ante la comisión de Asuntos Exteriores en las Cortes españolas.Expresó más adelante el señor Oreja el deseo del Gobierno de que el pueblo español conozca claramente el tratado «para disipar así cualquier sospecha de que puedan existir cláusulas secretas». «No las hay.» Después de analizar históricamente el tratado y referirse a la firma el pasado 28 de enero entre Kissinger y Areilza, el ministro indicó que el apoyo para el desarrollo de España hacia instituciones libres por parte de los Estados Unidos «no puede interpretarse como un intento de fiscalizar la política interna española. El Gobierno español a nadie tiene que dar cuenta de la reforma política, más que a nuestro propio pueblo. La representatividad de nuestras instituciones no pueden someterse al juicio de ningún país y la única homologación válida es la que resulte de la voluntad, libremente expresada, de todos los españoles».

Después de referirse a la coordinación militar al más alto nivel de los Estados Mayores de ambas naciones se detuvo en uno de los aspectos más relevantes del tratado, el de la desnuclearización. «La retirada de los submarinos nucleares quedará completada antes del 1 de julio de 1979 y la estipulación de que Estados Unidos no almacenará armas ni componentes nucleares en territorio español. Con esta desnuclearización, dejará España de constituir un objetivo militar de primer orden para el Pacto de Varsovia, lo que por otra parte nos permite una mayor flexibilidad diplomática».

«Los riesgos para la población española -añadió- se reducen también y drásticamente, con la retirada del Ala Estratégica de aviones-cisterna que, al sobrevolar Madrid en sus operaciones de despegue y aterrizaje, significaban un grave peligro, dada la alta densidad de población de esta zona. Ni Rota -sin las condiciones técnicas requeridas- ni Morón, que España no desea reactivar, ofrecían soluciones alternativas aceptables. Finalmente se decidió que no quedaran más que cinco aviones-cisterna, estacionados en el aeropuerto de Sanjurjo-Valenzuela, en una zona muy poco poblada. Estos aparatos no sobrevolarán en ningún caso la ciudad de Zaragoza ».

Después de hablar de la ayuda económica civil, cuyo volumen ha sido elevado a treinta y cinco millones de dólares, el ministro, por último se refirió a que en el acuerdo se regula la prohibición de depósitos en territorio nacional de armas químicas y biológicas, y las condiciones para los movimientos de las fuerzas norteamericanas a partir de nuestras bases

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