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Manifestaciones masivas en Vergara, Mieres y Vigo

Vigo y las localidades de Vergara (Guipúzcoa) y Mieres (Asturias) fueron ayer escenario de sendas manifestaciones, en las que participaron casi 100.000 personas y que tuvieron el denominador común de su pacifismo y desarrollo en perfecto orden. Si bien los motivos de convocatoria eran en los tres casos distintos, las manifestaciones se resolvieron en demanda de amnistía y libertades democráticas.

El Ayuntamiento de Vergara había convocado una misa y un acto conrnemorativo en memoria de los muertos en defensa de los Fueros del País Vasco, coincidiendo con el primer centenario de su abolición. Unas 25.000 personas de las provincias vascas acudieron a la cita y la persistente lluvia no fue obstáculo para que la muchedumbre escuchase el discurso del alcalde de Vergara, José Luis Elcoro, en el que se refirió a la necesidad de restaurar la vigencia foral.Sesenta y ocho Ayuntamientos vascos, la mayor parte de ellos guipuzcoanos, se sumaron a la conmemoración y a la petición formal del municipio vergarés, dirigida al Rey, en solicitud de la foralidad.

El señor Elcoro fue interrumpido en numerosas ocasiones, a lo largo de su discurso, por los aplausos y gritos de la multitud, especialmente cuando se refirió a que la amnistía se ampliase más allá de los términos solicitados por el Gobierno.

En Vigo, unas 25.000 personas participaron durante unos ochenta minutos en la primera manifestación autorizada que se celebra en Galicia en favor de la amnistía.

La manifestación, encabezada por representantes de dieciséis organizaciones políticas y sindicales de la región, transcurrió a lo largo de kilómetro y medio por las principales calles viguesas hasta llegar a la plaza Elduayen, frente al mar, donde se disolvió tras haberse entonado el himno gallego. En dicha plaza, unos manifestantes colocaron una bandera de la organización nacionalista Asamblea Nacional Popular Galega sobre la estatua dedicada al almirante Méndez Núñez.

En Mieres, por último, unas 35.000 personas se manifestaron en contra del desmantelamiento de instalaciones que la Empresa Siderúrgica Nacional (ENSIDESA) está llevando a cabo en aquella villa minera de la cuenca del Caudal. La manifestación, autorizada gubernativamente, saturó la céntrica avenida de José Antonio y calles colindantes.

Desde uno de los balcones del Ayuntamiento, uno de los organizadores, Manuel Fernández Pello, se dirigió a los manifestantes señalándoles la importancia del acontecimiento. «Es la primera vez que asistimos -dijo- a una moviiización de masas protagonizada por un pueblo que ya no quiere ser más castigado».

Fueron leídas sendas cartas enviadas por los trabajadores de ENSIDESA al ministro de Industria, presidente del Instituto Nacional de Industria y presidente de la propia empresa, en las que se señala que, a su juicio, no existe motivo para trasladar unas instalaciones que, en buena medida, proporcionan sustento a miles de familias de la zona.

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