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Reportaje:

"Nessie" no da señales de vida

Después de haber transcurrido seis semanas de búsqueda infructuosa, los científicos han decidido centrar su atención en el sonar en vez de en la toma de fotografías submarinas, para intentar avanzar en la investigación de este fenómeno legendario conocido como el monstruo del Lago Ness o, más cariñosamente, Nessie.

La mayor parte del moderno y complejo equipo fotográfico ha sido sacado del agua. «Esta medida es temporal», ha declarado el doctor Harold E. E. Edgerton. «Nuestro objetivo sigue siendo la obtención de una fotografía del fenómeno, pero como hasta ahora no hemos tenido suerte vamos a movilizar el sonar para la localización del animal.»

Recientemente, el sonar ha detectado movimientos extraños y fuertes a unos 45 ó 70 metros de la plataforma flotante, situada a varios metros de la costa.

Estas señales han tenido el efecto de levantar el ánimo de los participantes en la expedición, que hasta ahora sólo han sentido las frustraciones de un trabajo arduo, rutinario e improductivo.

Las señales también han contribuido al cambio de táctica por el grupo, que hasta hace pocos días tenía todas sus esperanzas puestas en el equipo fotográfico, consistente en varias cámaras submarinas de 35 milímetros y cámaras «polaroid» y de televisión de control remoto. De momento, se ha decidido retirarlas para concentrar la atención en el sonar.

Un equipo técnico más sencillo logró obtener, en 1972 y 1975, fotografías que, aunque bastante difuminadas, mostraban claramente unos «entes» gigantescos con aletas romboides, cabeza diminuta y un largo cuello. En realidad, estas fotos fueron lo que promovió la organización de esta expedición.

Pero este verano, hasta ahora por lo menos, los 46.000 negativos obtenidos no han revelado nada sensacional. Solamente tres han causado curiosidad; dos mostraban claramente truchas y salmones y el tercero causó «gran controversía» entre los miembros del equipo, que debatían sobre si se encontraban ante una anguila o no.

Sospecha

Edgerton mantiene la teoría de que la vibración de los motores de los focos que iluminan las cámaras podían servir de cebo al monstruo, después de un pequeño incidente sucedido el 30 de junio. Esta teoría parece confirmarse, pues en ese día uno de los participantes en la expedición, mientras vigilaba la pantalla de televisión que está instalada en el muelle, vio claramente una sombra y el sonar registró un movimiento fuerte a unos cincuenta metros de la plataforma flotante. El movimiento paró durante unos minutos y se alejó; en esos momentos no había ninguna barca o cualquier otra cosa en la superficie.Han decidido que, como el monstruo no va a la plataforma, ésta irá al monstruo. El 8 de julio fue remolcada cincuenta metros hacia el interior del lago. «En realidad estamos operando instintivainente, -dice Edgerton-; cuando algo no da resultado probamos otra cosa.»

En la búsqueda de huesos o fósiles que podrían dar una pista sobre los habitantes del lago, los expedicionarios se han encontrado con una serie de piedras talladas por el hombre formando círculos, que tienen cierto parecido con hitos hallados en las colinas cercanas al lago, pertenecientes probablemente a civilizaciones primitivas.

Un profesor especialista en ingeniería eléctrica, procedente del Instituto Tecnológico de Massachussets, se ha incorporado a la expedición. Con equipo cedido por la compañía Magnavox está llevando a cabo varias pruebas y planea instalar instrumentos infrarrojos como monitores en la superficie del lago.

Otra expedición

Una nueva expedición, organizada por la Sociedad Geográfica Nacional, ha llegado al lago. «Pensamos intercambiar información en vez de competir», ha comentado Edgerton.El participar en esta expedición es, en cierta manera, un riesgo para científicos tan acreditados profesionalmente como Edgerton, Mcgowan y Rines. La búsqueda del monstruo ha sido a menudo ridiculizada y solamente ha sido tomada en serio en los últimos meses. Mcgowan está convencido de que la única explicación a las numerosas apariciones es la existencia, no de un monstruo, sino de un animal de gran tamaño, pues demasiadas personas durante siglos, de una forma u otra, han descrito de una manera similar el ente.

La primera noticia que se tuvo acerca del monstruo fue en el año 565 cuando, según la leyenda, Santo Columba ordenó a la bestia «que cesara sus actividades malignas». El feroz monstruo, cuenta la leyenda, había matado a un hombre de un mordisco y se disponía a matar a otro cuando Columba, un misionero irlandés, intervino haciendo la señal de la cruz, invocando el nombre de Dios y diciendo al monstruo: «Detente, no avances y no toques a este hombre. Desaparece». Aterrorizado, el monstruo retrocedió y desapareció. Todos los que presenciaron esto, según el relato de la vida de Columba, «glorificaron a Dios y quedaron maravillados».

Una historia recogida en 1570 relata que un pez monstruoso fue visto en Lochfyne. En un mapa que data de 1653 hay anotaciones que en Loch Lomond, cerca de Glasgow, había «olas sin viento, peces carentes de aletas e islas flotantes». James Boswell, en su relato de un viaje a las islas Hébridas con el doctor Johnson, en 1773, cuenta una historia acerca de un caballo de mar que devoró a una niña.

Sir Walter Scott escribió una carta en 1815 en la que decía que «el monstruo que habita la región del Loch últimamente había sido visto por diversas personas y tiene aspecto de vaca o caballo».

La presencia del «habitante desconocido y misterioso» del lago Ness siempre ha sido patente. En 1880 un buzo dijo haberse encontrado a la bestia cara a cara, «Es pequeña, gris, maléfica», dijo. Otras narraciones retratan a una criatura todavía más terrorífica. En el siglo pasado se escribió: «Un notable demonio habitó una vez el Lago Ness y fue origen de terror para la vecindad. A la manera de otros hados, tenía la costumbre de vagar por los caminos a la espera de que alguien se montara encima. En una ocasión, un caminante lo hizo y en el mismo el hado echó a correr, lazándose al agua con su víctima a la espalda".

Esta historía parece que fue excesiva incluso para la credulidad de los habitantes de las tierras altas. Pero en 1930 el Lago Ness y el monstruo llegaron a ser sinónimos, una leyenda revivida y magnifícada, tras la que ahora trabajan equipos científicos fuera de toda sospecha de mixtificación.

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