Ofensiva para combatir el racismo en Gran Bretaña
Los representantes de los casi dos millones de afroasiáticos y caribeños que viven en Gran Bretaña iniciaron ayer una ofensiva política contra la discriminación racial de que son víctimas y contra los movimientos que piden su expulsión del país.En una conferencia que se empezó a celebrar ayer en Birminghan, uno de los principales centros de emigrantes del país, los portavoces de aquella amplia comunidad decidieron contrarrestar el efecto que sobre los ingleses está teniendo la propaganda del grupo de ultraderecha National Front, cuya política se basa en supuestos racistas.Para el Nalional Front y para otras organizaciones contrarias a la inmigración, los problemas a los que se enfrenta el país provienen en gran parte de la presencia en este territorio de un 3,5 por 100 de la población que no es originalmente británica, y que disfruta de iguales derechos que los ingleses puros.
Esa teoría, dicen los afroasiáticos y caribeños reunidos ayer, ha hecho un daño inmenso en la mente de los ciudadanos británicos, cuya actitud hacia las personas de color, en especial, ha llegado a ser particularmente violenta.
La campaña contra los emigrantes se recrudeció hace un mes, cuando se publicó un informe que denunciaba la entrada ilegal en el país de numerosas personas que venían a trabajar aquí. Desde entonces se han multiplicado los enfrentamientos callejeros entre ciudadanos blancos y de color, muchas veces con consecuencias mortales.
Los responsables dp las relaciones comunitarias se quejañode que muchas veces la policía parece proteger poco a los emigrantes que son atacados, en calles solitarias o en las manifestaciones que se han organizado.
El primer ministro Callaghan y el ministro del Interior, Jenkins, han asegurado que el Gobierno hace lo posible por conservar la armonía racial, pero para los emigrantes reunidos ayer en Birminghan la actitud del Gobierno en este tema ha venido siendo demasiado complacienLe.
La situación ha llegado a ser tan grave y la vida ciudadana se ha visto tan amenazada que, junto alos llamamientos de cordura hechos por Jenkins, se ha tenido que producir una declaración del arzobispo de Canterbury, doctor Coggan, quien ha. apelado a las conciencias de sus diocesanos explicando que los emigrantes también son personas a las que se les deben garantizar los derechos humanos.
De cualquier forma, la progresiva deteriorización de las relaciones raciales viene convirtiendo a Londres en el Nueva York de la zona templada: en las afueras de la ciudad ya comienza a haber ghettos, en poblaciones anteriormente multirraciales.
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