_
_
_
_
Malas cosechas

La URSS, hacia la "unificación" económico-estratégica del COMECON

Los proyectos de integración energética y de transportes, que la Unión Soviética acaba de presentar en la XXX sesión del Consejo de Ayuda Económica Mutua (COMECON), clausurada en Berlín el 9 de julio; la ola de subida de precios que se empieza a registrar en Europa oriental -después de la conmoción polaca, en Checoslovaquia y Hungría se anunciaron el martes 7, alzas del 30-40 por 100 para los productos alimenticios-; los acuerdos soviéticos-norteamericanos de noviembre pasado, por los cuales la URSS le entregará a los Estados Unidos, durante tres años, petróleo a cambio de cereales, y las perspectivas sombrías de las siembras de invierno en Georgia, Bielorusia y otras regiones soviéticas, son factores que pueden provocar, a corto plazo, una modificación sustancial, no sólo en las relaciones de Moscú con los países de su área, sino también en las del propio poder civil con el poder militar soviético.

Hacia el bonapartismo

Un observador tan atento de los acontecimientos del Este como el señor Kreisky, canciller de Austria, le habría señalado recientemente al presidente Giscard d'Estaing, durante su visita a París, que los extraños cambios operados en mayo en el mando militar ruso, luego de la muerte del mariscal Gretchko, «pueden determinar un vuelco, hacia el bonapartismo, en la estructura de fuerzas intemas de la URSS».Tal posibilidad, que sin duda pondría en peligro la continuidad del señor Breznev en el gobierno, no totalmente asegurada aún a pesar de su aparente éxito personal en el XXV Congreso del Partido, a comienzos de este año, es la que habría inducido al secretario general a tratar de hacer aprobar rápidamente en esta sesión del Comecon, planes de unificación económica que de hecho contradicen la política de relativa distensión, o de «liberalización» respecto de sus «asociados», impuesta precisamente por Breznev a principios de esta década, y que además despiertan las mayores resistencias en casi todas las capitales del Este.

En una conversación privada con el señor Breznev, en la «cumbre» de Berlín, el mariscal Tito habría subrayado que Breznev, sometido ahora a una «extraordinaria presión militar», estaría intentando dejar sin argumentos a los generales, para lo cual -indicó- «tiene que militarizar la economía de toda la zona soviética, y cortar de raiz los tanteos de entendimiento bilateral con la CEE hechos últimamente por Hungría, Polonia, Rumania y Checoslovaquia. En Moscú -habría añadido- se recela más de esas libertades que del eurocomunismo».

La «unificación»

La idea de la «unifícación económica» del Comecon, desarrollada en el hotel Stadt de Berlín, primero por el señor Sindermann, jefe de gobierno de Alemania oriental, y luego por el propio señor Kossigyn, tiene, evidenternente, un carácter estratégico, puesto que se refiere a las comunicaciones y a la energía, elementos básicos de cualquier economía político-militar. Otro tanto ocurre, según apuntan los expertos de la CEE, con la iniciativa tomada en abril por la URSS, en el sentido de buscar una especie de «institucionalización» de las relaciones del Comecon con el Mercado Común a la que tan reacia se muestra la CEE. Con esta maniobra -dijo en mayo a este corresponsal un miembro de la Comisión Europea- la URSS quiere cortar las negociaciones bilaterales de cada nación del este con Bruselas, y sustituirlas por un entendimiento de bloque a bloque, que lógicamente le permitiría a Moscú actuar como único representante de su sector».De acuerdo con la versión dada ahora en Berlín por uno de los delegados yugoslavos, los consejeros del señor Jaroszewicz, «premier» polaco, y de su colega rumano Manescu, «reaccionaron vivamente» cuando el señor Nicolás Baibakov, presidente del Gosplán soviético, describió lo que él calificó de «programas de cooperación a largo término», y cuando el señor Neporojny, ministro de Energía, enumeró los «principios del futuro esquema general del sistema electro-energético del Comecón». «La URSS -aseguraron los yugoslavos- pretende fijar precios internacionales (8-10 dólares el barril) al petróleo que exporta a Europa oriental, y cobrarlo además en divisas fuertes. Busca así equilibrar los precios políticos (se habla hasta de 4-5 dólares por barril) que ha concedido a los Estados Unidos, a cambio del suministro de 40 millones de toneladas de cereales entre 1976 y 1978. Ese acuerdo, que perjudica a la OPEP, ha sido denunciado ya por el tercer mundo. Moscú busca así trasladar al Comecón el costo de su desastre agrícola. El problema es de una gravedad extrema para todos los países socialistas de Europa, ya que el 80 por 100 del petróleo que consumen proviene de la URSS».

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La oposición de gran parte del Comecón ya fue puesta de manifiesto por Rumania en junio de 1975, durante la anterior conferencia del organismo en Budapest. A pesar de que esta vez la prensa de Bucarest guardó un prudente silencio antes de la sesión de Berlín, Manescu, luego de la «propuesta» de Neporejny, advirtió que el plan podría interrumpir el desarrollo industrial de Rumania. «Teóricamente -dijo- un aumento de precios nos beneficia. (Aparte de la URSS, Rumania es casi la única gran productora de petróleo del área). Pero la cuestión es -agregó no sin malicia- que este proyecto se lanza después, y no antes, de que nuestros camaradas soviéticos hayan firmado un tratado con nosotros por el cual podrán disponer de casi lada nuestra producción petrolífera a cambio de maquinaria y de asistencia tecnológica, no de divisas fuertes. ¿Cuánto vale -preguntó finalmente- el petróleo rumano?». Al parecer, esta respuesta» del señor Manescu encolerizó al señor Kossyguin, y más aún cuando observó que Lazar, de Hungría y Tchouhafitch, vicepresidente de Yugoslavia, estaban decididos -también con el probable respaldo de Jaroszewicz- a hacer causa común con Manescu. «La discusión se hizo tan áspera -informaron los yugoslavos- que Kossyguin, que sufre del corazón, debió abandonar la sala, y Sindermann tuvo que intervenir para calmar los ánimos».

Pero las «reacciones» de los «asociados» fueron más «vivas» todavía frente al esquema soviético sobre transportes. Según lo anticipado por Baibakov, la URSS ha previsto, para el período 1976-1979 la construcción o la modernización en todas las naciones de la región, de 19 líneas ferroviarias, 39 carreteras, 26 aeropuertos y 40 puertos. En todos los casos, estas obras aparecerían conectadas con la red de comunicaciones y abastecimientos militares de la Unión Soviética en el Este. «Su valor -dijeron los yugoslavos- es exclusivamente estratégico, no económico».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_