Libertad de opción política, para los cristianos

El Pueblo de Dios quiere participar en política, quiere ejercer la libertad. Así lo entiende y reconoce la Comisión Episcopal de Apostolado Social que acaba de publicar el documento Orientaciones cristianas sobre participación política y social.Los obispos responsables del documento (Díaz Merchán, Infantes Florido, Oseas Flamarique, Guix Ferreres, Montero Moreno, Setién Alberro) comienzan asegurando que «la etapa de transición política que vive actualmente nuestro país, avanza entre la esperanza de una sociedad más justa y más libre y el temor de perder una oportunidad que puede ser histórica».

El estudio de la participación en las tareas políticas por parte de todo el pueblo llena la primera parte del documento. «La aspiración fundamental de participar en las tareas políticas radica en la exigencia de que sea el pueblo, la comunidad organizada, la totalidad de los ciudadanos en la múltiple diversidad de sus situaciones económico-sociales, culturales y políticas, quien decida sobre su propio destino y sobre las medidas a adoptar para conseguir las metas propuestas». No cabe realización personal, señalan los obispos, sin un compromiso con las propias responsabilidades en el seno de la Comunidad. «Cuando al ciudadano le faltan cauces para ejercitar esta dimensión social o, teniéndolos, no hace uso de ellos, se va quedando progresivamente frustrado o disminuido.»

Las Orientaciones cristianas advierten de los riesgos que amenazan a la vocación política del cristiano. Por una parte, la manipulación: «El poder político concentrado en pocas manos y sin un adecuado control público abre el camine, a posiciones totalitarias». Por otra parte, la apatía de algunos ciudadanos ante las responsabilidades colectivas retrasa los logros del bien común. «Los cristianos tienen libertad para escoger las fórmulas e inscribirse en las corrientes que consideren más idóneas para el logro eficaz de los valores que promueven, con tal de que no sean opuestas, ni en programas ni en métodos, a los postulados evangélicos.»

Esta mayoría de edad que se les reconoce a los ciudadanos para realizar su opción política se corresponde con el derecho al voto. Pero debe tratarse, según los obispos, de un voto bien planteado. «Ante todo, el voto ha de recaer sobre problemas que realmente interesen a la comunidad en orden a orientar y consolidar el futuro político del país».

Paro y sindicalismo

Finaliza el documento con un análisis de la situación social española, destacando «por su gravedad social el aumento del paro forzoso hasta cotas que no se recordaban desde hace mucho tiempo». Respecto a esas 714.000 personas que sufren el problema, se advierte que por «las dificultades de orden material que provoca el desempleo, que se traducen en situaciones de verdadera angustia, todos los parados experimentan las consecuencias; psicológicas de su inactividad forzosa, el sentirse frustrados e inútiles, carentes de un medio indispensable para su realización personal».El tema sindical tampoco es eludido, recordando los obispos que si bien «la libertad sindical exige como mínimo esencial la autonomía en su organización atenta a la injerencia de todo elemento exterior, sobre todo del Estado», también se comprueba que «la unidad favorece la eficacia. Por eso, gana aceptación la tendencia a la libre unión de los sindicatos».