Creciente tensión en las relaciones Argelia-Marruecos
Al cabo de trece años de poder autocrático el rey Hassan II de Marruecos accedió a poner en marcha la apertura política que desde su entronización le reclaman los partidos. En un discurso pronunciado el día 8, con motivo de su 47 aniversario, el soberano alauita anunció el calendario de la proyectada institucionalización del país.Después del Ramadán (mes de ayuno musulmán), que finaliza el 25 de septiembre, tendrán lugar elecciones para consejos municipales y comunales, más tarde para las cámaras profesionales, de agricultura, comercio, industria y artesanado, y finalmente las legislativas para que, según dijo el monarca, «el año próximo pueda sesionar un Parlamento».
Los partidos serán invitados por el Rey a formar parte de un consejo encargado de velar por la libertad de expresión y honestidad durante las elecciones, cuyo fin declarado por Hassan II es «asociar a las fuerzas vivas de la nación a la dirección de los asuntos locales y nacionales».
Esta nueva etapa que se abrirá en Marruecos, y con la cual la corona pretende ganar la solidaridad de las fuerzas políticas del país, ocurre en momentos en que su posición exterior, particularmente en el contexto africano, es muy cuestionada, fundamentalmente, a consecuencia del problema del Sahara occidental.
Cierta influencia en este giro parece haber tenido la última conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de la Organización de la Unidad Africana, celebrada en lsla Mauricio, en la cual se aprobó un texto, por 29 votos a favor y dos en contra -los de Marruecos y Mauritania-, que invitaba a las tropas extranjeras a que salgan del territorio sahariano.
La importancia concedida por Hassan II en su discurso a las relaciones con Argelia, y la advertencia lanzada a ese país, que coincide con una situación tensa en las fronteras entre ambos, es reveladora, y lleva a pensar que la monarquía marroquí quiere hacer avalar su política sahariana por los partidos y convertir a éstos en co-esponsables de sus consecuencias.
Si bien los partidos, desde el nacionalista Istiqlal, hasta el comunista apoyan las reivindicaciones marroquíes sobre el Sahara, no todos seguirían por igual al monarca en una línea que encierra cada vez más el peligro de una confrontación con Argelia.
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