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Necesidad de una educación democrática y libre del poder político

La educación como factor decisivo de cambio en la actual encrucijada española debe librarse del control y subordinación a cualquier sistema político -incluyendo el presente- para que pueda manifestarse como un fenómeno democrático y pluralista, creativo y socializador dirigido siempre a la formación y ayuda del hombre total.

A esta conclusión han llegado más de 50 profesionales de la enseñanza y expertos en materias educativas de diversos campos de las ciencias puras, aplicadas y sociales de toda España. Al final del coloquio sobre Fronteras de la Educación celebrado en El Escorial del 25 al 27 de junio (ver EL PAIS, sábado, 26 de junio).Entre los participantes en las jornadas se encontraban los rectores de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) y de Salamanca, Juan Díez Nicolás y Julio Rodríguez Villanueva respectivamente (aunque su participación fuera a título particular y no como rectores), el paleontólogo y profesor de la Complutense, Emiliano Aguirre; Arturo de la Orden Hoz, director adjunto del ICE; Vicente Pelechano, catedrático de Psicología de La Laguna; Silverio Palafox, catedrático de Fundamentos Biológicos de la Educación; Antonio Blanch, decano de Filosofía y Letras de la Universidad de Comillas, el arquitecto Nicolás Urgoiti y otros expertos.

Entre las conclusiones, el grupo encargado del estudio del Control social de la Educación, una vez estudiadas las condiciones, objetivos, dificultades y personas o instituciones que ejercen el control de la educación, apuntó diversos problemas políticos, económicos y técnicos de la enseñanza en España. Es fundamental, en este sentido, que la educación no sea utilizada como instrumento del poder político -tanto como confirmación del poder establecido como desarrollo de un poder adicional- o sea manipulada por los grupos de presión. La sociedad rechaza la institucionalización de la educación como establecimiento de unos privilegios de los grupos del poder.

La educación como factor de cambio -según las mismas conclusiones- desborda al mismo poder político debido entre otras razones a que la educación es un ideal social, plural y democrático a realizar. Se pone en duda que el poder esté capacitado para dirigir este cambio. De ser así, la primera condición sería que la autoridad fuera auténticamente representativa, elegida democráticamente. No obstante, el ejecutivo puede conservar un papel de planificación de la política educativa y de control del gasto público en la enseñanza.

Educación no cognoscitiva (emocional y creativa) de la persona, Objetivos y rendimiento en la educación y educación y cambio social fueron los restantes grupos de conclusiones a los que se llegó tras el análisis de las diversas tendencias de la educación actual.

Desde un punto de vista histórico y sociológico Ubaldo Martínez, jefe del Gabinete de Prospección educativa del INCIE, analizó los condicionamientos económicos, ideológicos y políticos del sistema educativo tradicional frente al actual, deteniéndose especialmente en la consideración de la educación como un mecanismo de cambio político social.

Alfredo Casado, investigador de la Educación, puso de manifiesto la velocidad de los cambios operados en la educación, sobre todo con la introducción de las nuevas tecnologías que obligan a nuevos métodos y a cambios en la formación del profesorado. Examinó también las ventajas e inconvenientes de la cultura audiovisual en su relación con la educación.

Silverio Palafox, catedrático de la Complutense, estudió los fundamentos biológicos de la educación en cuanto que éstos la posibilitan y modulan. Vicente Pelechano, psicólogo, que analizó los componentes psicológicos de la educación, se manifestó partidario de construir una psicología educativa española que ayude a resolver los propios problemas de incapacidad o subnormalidad que encontramos en el campo de la enseñanza.

Juan Díez Nicolás, rector de la Universidad a Distancia y director del INCIE, analizó la incidencia de la sociología en la reforma de la educación actual señalando como ejes fundamentales de la socialización de la enseñanza la reducción de las desigualdades (lo que equivale a una auténtica igualdad de oportunidades, una mayor participación social de enseñantes, cabezas de familia y alumnos; fomento y estímulo de la utilización de bienes y servicios de uso colectivo; mejora de la calidad de vida educativa y el fomento de las innovaciones y el cambio en el ámbito educativo.

Manuel Sánchez Alonso, presidente de la Asociación para la Formación Social, analizó por último, los componentes que debe tener la educación para que ésta promueva una auténtica convivencia y se constituya en factor de cohesión social.

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