La educación y la democracia en 2025
Es necesario proteger y defender cada escuela para garantizar que se cumpla la promesa de la educación como derecho fundamental, incluso en medio del conflicto
El primer mes del año 2025 ha estado marcado por hechos que impactan los avances de objetivos globales en educación, inclusión y paz. En una noticia en la W se muestra un video de una caravana de personas en motos, con banderas blancas, desplazándose por una calle. La descripción del video indica que son docentes que se están retirando, con sus familias, de sus lugares de enseñanza la región del Catatumbo, huyendo de la violencia. Qué imágenes más desgarradoras. Tanto por el dolor de los que huyen como por el sufrimiento de quienes se quedan experimentando la ausencia de sus formadores. Los docentes constituyen uno de los pilares en la vida de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Son una fuente de certeza y un refugio ante las incertidumbres que enfrenta la población estudiantil en esta etapa formativa.
Existen protocolos para la enseñanza en emergencias que es importante considerar en este contexto. Recomiendo a las autoridades competentes abordar esta coyuntura de manera coordinada, tanto a nivel local como a nivel nacional, para garantizar que tanto en la región del Catatumbo, así como en el Chocó, el Cauca, Arauca, Bolívar, y todas las regiones impactadas por este flagelo, se garantice el derecho fundamental a la educación.
En medio de la coyuntura fiscal del país, esta es una oportunidad para agilizar todos los procesos del Fondo firmado con EducationCannotWait y que las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID 19, en enseñanza y acompañamiento remoto, se pongan en práctica con directivas precisas y orientadas al propósito de avanzar en una educación de calidad en todo el país.
Colombia no se puede dar el lujo de detenerse en la apuesta de enfrentar las causas estructurales de las desigualdades educativas de larga duración, porque se profundizan. Mientras en el país se suspenden los diálogos de paz con el ELN y los estudiantes del Cataumbo quedan en suspenso, en el mundo, el mes de enero, se revela avances prometedores.
En Estados Unidos, el presidente Biden conmuta las sentencias de aproximadamente 2500 personas y perdona las deudas educativas de más de 5,3 millones de deudores. El alivio total de la deuda estudiantil aprobado alcanzó casi 189.000 millones de dólares. La era Biden-Harris deja un legado positivo en el sistema de justicia sistema penal y en el sistema educativo avanzando en sus promesas de justicia y equidad. En México, la presidenta Sheibaum anuncia reformas en su sistema educativo unificando la educación media con la educación superior. A través de un certificado único válido a nivel nacional, esta generación se encamina a un tránsito más armónico y expedito entre niveles de formación. En Brasil, el presidente Lula lanzó el programa “Más profesores para Brasil” para beneficiar a más de 2 millones de docentes y más de 47 millones de estudiantes.
Todas estas iniciativas están fortaleciendo los sistemas educativos de sus correspondientes países y preparando a su niñez y juventud para un año que es vital. Mientras que el 2025 es un año electoral para el mundo de la política, para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en un año de pruebas estandarizadas a nivel nacional y a nivel internacional. Aquí no podemos bajar la guardia.
En Sin Miedo, Fernando Carillo destaca la solidaridad como valor y objetivo democrático. Esta propuesta puede ser de utilidad para las secretarías de educación en todo el territorio nacional. Es fundamental, que como país, encontremos mecanismos de solidaridad que permitan acoger a los docentes y sus familias que buscan proteger sus vidas y a los estudiantes que esperan recibir orientaciones para su presente y su futuro. La esperanza de formar a esta como la generación de la paz yace en que encontremos la manera de salvaguardar las vidas de todos y garantizar la educación.
Nicole Hannah Jones, a quien entrevistaré en el Hay Festival de Cartagena, reflexiona sobre esta coyuntura en el mundo, a través del pensamiento del historiador Timothy Snyder, quien sugiere que este es un momento en que es necesario asegurar cada institución y defenderla.
En el 2025 en Colombia es necesario proteger y defender cada escuela y cada institución de educación superior para garantizar que la promesa de la educación como derecho fundamental se cumpla. La falta de garantía del derecho a la educación en los territorios históricamente más vulnerables del país no puede seguir siendo el corolario de una nación en guerra. Insistir en la paz en los entornos educativos debe prevalecer como nuestra quimera.
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