Comienza la discusión sobre la nacionalización de la industria naval en Gran Bretaña
Hoy se discute en el Parlamento británico un proyecto de ley de nacionalización de las industrias naval y aeronáutica. Es el asunto más importante de una semana que se piensa será muy dificil para el Gobierno Laborista.Lo que se vota hoy en los Comunes es la conveniencia o no de retirar momentáneamente aquel proyecto de ley. Según la oposición conservadora, la ley debía tener un tratamiento distinto al que tiene ahora. Las nacionalizaciones que pretende no incluyen a cierta empresa privada, por lo que los debates que ya se produjeron sobre el texto debían declararse inválidos y comenzarse un proceso muy lento, que acaso detendría indefinidamente esta ley.
Una votación sobre el mismo asunto creó graves incidentes, en el Parlamento a mediados del mes pasado. El Gobierno ganó entonces, pero el Primer Ministro, Callaghan, decidió anularla votación, para tratar de acabar con la guerra que le declaró la líder conservadora, Margaret Thatcher, que denunció irregularidades en el procedimiento seguido por los parlamentarios para votar.
Si esta ley de nacionalizaciones enfrenta al Gobierno con los conservadores, hay otra legislación pendiente que creó una verdadera crisis dentro del Partido Laborista.
El Gobierno intentó retirar del Parlamento un proyecto de ley para reforzarlos beneficios que las familias debían recibir según la cantidad de hijos que tengan. La Administración alega, para pedir la revisión de ese esquema, que la situación económica que vive Gran Bretaña exige este sacrificio. Los diputados laboristas, y especialmente aquellos considerados de izquierdas, recordaron que en los dos manifiestos electorales de 1974, el Partido Laborista proponía esta ley como uno de sus horizontes más preciados. La retirada, que debió decidirse a última hora de anoche, coloca al actual Gobierno en una dificil situación, frente a los que en teoría son sus propios seguidores.
Para hacerle más complicadas aún las cosas al Gabinete de Callaghan, los conservadores mostraron su intención de apoyar a la izquierda laborista en asuntos como este, por meras razones tácticas.
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