Seis muertos y más de treinta heridos por la explosión en una planta de butano cerca de Zaragoza
Al menos seis muertos y más de treinta heridos -seis de ellos de extrema gravedad, de los que posteriormente fallecieron dos- es el trágico balance provisional de una potente explosión que, a las dos de la tarde de ayer, se produjo en la factoria de llenado que Butano tiene en la localidad de Utebo, a seis kilómetros de Zaragoza.La cifra de víctimas se incrementará -fatalmente- dado que varios de los heridos presentan quemaduras que, por su extensión, no pueden permitir esperanzas de recuperación. Los Reyes enviaron un telegrama de pésame a los familiares, y el Ayuntamiento de Utebo hizo pública una nota en la que mantiene su postura de rechazo a la ubicación de la planta en aquel lugar.
Aunque no se han confirmado todos los extremos, parece ser que la tragedia se produjo al hacer explosión un camión cisterna con 19.000 kilos de propano.El camión procedente de Barcelona, acababa de llegar a la factoría, al parecer recalentado por la alta temperatura que estos días azota la región. Nada más aparcar se produjo una deflagración del gas -acción de arder súbitamente- con la consiguiente explosión. La llamarada se extendió en un radio de casi mil metros y la columna de humo alcanzó los doscientos de altura. Una factoría de Papelera Española que existe al lado del almacén de Butano sufrió grandes desperfectos, así como las casas vecinas y en los campos de alrededor se puede observar chamuscada toda la hierba.
Pánico
Con todo, los daños más importantes y las víctimas más numerosas se produjeron en el interior de la factoría. Al hacer explosión el camión cisterna, la cabina fue lanzada contra una nave, que se hundió. También se hundieron los edificios de oficinas, bajo cuyos escombros aparecieron varios heridos, así como restos humanos sin identificar.
El pánico cundió entre los empleados de Butano -unos 50- que, heridos o sanos, se lanzaren a través de las vallas hacia Utebo. Los habitantes de dicha localidad, alarmados, se lanzaron fuera de sus casas, dirigiéndose al río Ebro, que pasa por las inmediaciones, en previsión de nuevas explosiones.
Rápidamente llegaron al lugar numerosos efectivos del parque de bomberos, así como de la Cruz Roja, equipos médicos, policía municipal y de tráfico, así como la Guardia Civil, procediendo a cortar la carretera general Zaragoza-Pamplona, que pasa por la puerta de la factoría y desviar el tráfico.
Posteriormente aparecían fuerzas del regimiento de Pontoneros que ayudaron en la tarea de desescombros.
Las víctimas
El Centro de Traumatología y Quemados de la residencia José Antonio, de la Seguridad Social, facilitó a las 7 de la tarde un parte, según el cual, de los 32 heridos que fueron atendidos por el equipo del doctor Ucar, sólo quedaban internados 24, de los cuales seis se encuentran en estado crítico y otros seis, en estado muy grave. Algunos de ellos presentan quemaduras de hasta el 100 por 100, entre los que se encuentra una joven que pasaba por las proximidades de la fábrica en el momento de la explosión.
Por otra parte, en el Instituto Anatómico Forense comunicaban a última hora que habían sido depositados dos cadáveres, así como una caja con restos humanos sin identificar.
Entre los muertos figuran otra joven que también transitaba por la carretera, junto con la anterior, y un hombre que se supone era empleado de la factoría. El conductor y el ayudante del camión-cisterna también murieron, quedando sus cuerpos destrozados.
Dada la gravedad de alguno de los internados, el balance de víctimas puede aumentar en las próximas horas.
Se da la circunstancia de que entre los heridos figura el propio director de la planta, Baltasar Peiró.
Escenas desgarradoras
Nada más conocerse la noticia del suceso -el mayor que ha ocurrido en Zaragoza desde que hace tres años 24 trabajadores perdieran la vida en el incendio de unas tapicerías- fueron numerosas las personas que, una vez perdido el miedo, se apresuraron a obtener noticias de los familiares que trabajaban e3n la empresa siniestrada.
La carretera, que estaba cortada al tráfico en un tramo de dos kilómetros, aparecía en las mismas puertas de la fábrica abarrotada de personas que insistían en conocer la suerte de sus familiares.
Aunque todos los servicios de urgencia de Zaragoza fueron alertados, en previsión de una catástrofe mayor -dado el volumen de gas licuado que se almacena en la planta-, todos los heridos fueron canalizados a través del Centro de Traumatología de la Seguridad Social, salvo aquellos que por su propio pie se trasladaron a Utebo huyendo del siniestro y que fueron atendidos por el vecindario.
Finalmente, sobre las seis de la tarde, una vez controlado el siniestro se abrió de nuevo al tráfico la carretera y se anunció a los vecinos de Utebo que podían regresar a sus casas sin peligro.
La catástrofe pudo ser mayor
Aunque el volumen de muertos y heridos es elevado, el suceso podía haber alcanzado proporciones escalofriantes, de haber hecho explosión el resto de las cisternas y depósitos de almacenaje de gas butano y propano. Baste con mencionar que, poco antes del siniestro, acababan de llegar otros dos camiones con el mismo volumen gas que el que hizo explosión.
Los bomberos, conociendo el peligro, se ocuparon en primer lugar de enfriar todos los depósitos al haber resultado dañados los circuitos habituales de refrigeración.
En numerosas ocasiones anteriores, los vecinos de Utebo y Monzalbarba, localidades ambas próximas a Zaragoza, habían protestado por el peligro que representa la ubicación de esta factoría de Butano, así como otra de Campsa que se encuentra en las proximidades, precisamente en una zona hacia la que tiende, en su desmesurado crecimiento, la capital aragonesa
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